— ¿Tienes hambre cielo?

Estiró sus brazos, apretando sus deditos, le encanta la leche de mamá, así que, quitándome la ropa de cintura hacia arriba, sentándome frente a la chimenea con ella en brazos, la dejé beber tanto como quisiera, ya después cenaríamos juntas y le prepararía su papilla, por ahora, disfrutaría de estos pequeños momentos, los niños crecen muy rápido.

Nuestra tarde la pasamos frente al televisor, vimos un par de dibujos animados, cenamos y subimos al segundo piso para tomar un baño juntas, la llevé a nuestra cama y luego de leerle un cuento y cantarle una canción, se durmió, lo que me daba tiempo para mí, bajar a la primera planta, sirviéndome un vaso de leche, y ver televisión a mi gusto antes de que el sueño me venciera.

— Ah... — suspiré— Mataría por un poco de vino ahora, y eso que ni siquiera me gusta.

Bebiendo un sorbo de leche, aún no podía beber ya que sigo amamantando, pero pronto debo hacer que lo deje, no es bueno darles leche hasta tan grandes, así que podo a poco haría que la dejara.

Cambiando de canal, nuevamente vi a Luca en televisión, parecía feliz, se ve más maduro, pero ¿Lo era? A su lado, Tom parecía orgulloso, hablé con él no hace mucho, le prometí que le presentaría a Lucía cuando regresara a casa con una condición, que Luca no se enterase, él y yo no tenemos nada que ver, por lo tanto, no quería que nos encontráramos por error, pero al parecer, está demasiado ocupado como para volver a casa, siempre está de aquí para allá, así que dudo mucho que nuestros caminos vuelvan a encontrarse.

Con estos pensamientos, terminé por dormirme en la alfombra de la sala, frente a la chimenea, estaba cansada y tan cómoda, que terminé por dejarme llevar, mañana el dolor de espalda me hará arrepentirme de esta decisión.

**

Tres años y seis meses después.

— ¡Lucía! ¡Llegaremos tarde, hoy es nuestro último día!

Hablando en ruso.

— ¡Ya voy mami! Me cepillaba los dientes.

Respondiendo en inglés.

Iba con sus mallas puesta y su tutú, hace menos de diez minutos terminé de peinarla, un tomate alto bien apretado y organizado, hoy era su ultima clase de baile, terminó su primer año escolar hace unos días también, hoy regresábamos a casa.

Siete horas de viaje nos separaba de nuestra familia, Oren y Connor.

— Bien, yo también estoy lista — subiéndola a la tapa del váter para que se observara al espejo— ¿Dientes limpios?

— Veamos.

Ambas mostramos nuestros dientes al espejo, reflejándose limpios y relucientes.

— Todo listo, vamos por nuestro último día.

Cargando con ella escalones abajo.

— Cuando estemos en casa con los tíos ¿Debemos hablar sólo inglés?

Bajándola al piso, tomó su mochila y yo mi bolso.

— Sí, ellos no entienden ruso, ninguna de las personas allá entiende ruso, así que debemos hablar inglés.

— Y si quiero contarte un secreto ¿Puedo hablar en ruso?

Yendo directo al auto.

— Claro que sí cielo, será nuestro propio lenguaje, nadie más que nosotras entenderá.

— ¿Hay academias de ballet allá?

Subiendo al auto, la senté sobre su silla.

— Hay muchas academias Lucía, yo aprendí a bailar allá, hay muchos entrenadores increíbles, y las escuelas son impresionantes, con enormes juegos y preciosas bibliotecas, harás muchos amigos.

— ¡Será divertido! Así, podré ver a los tíos todos los días y no sólo por llamadas o en días festivos, siempre quise ir mamá.

Emocionada.

Ella siempre veía el lado positivo de las cosas.

— Nos divertiremos mucho preciosa, será un buen inicio para ambas.

Llegando al teatro, pasé a dejarla a su clase con Katherina, y luego fui a dar la mía, nos hicieron una bonita despedida a ambas, todas sus compañeritas estaban ahí, Lucía lloró un poco, pero acordaron hacer videollamadas cada vez que pudieran para mantenerse en contacto, y siendo llevadas por Katherina en persona, nos despedimos emotivamente en el aeropuerto, prometiendo volver a vernos.

Aquí terminó nuestra travesía en Rusia.

Regresaríamos a casa, con nuestros amigos, nuestra familia.

**

Siete horas después, con el trasero cuadrado luego de tantas horas de viaje, Oren y Connor nos recibieron en el aeropuerto de Nueva York, teníamos tanto equipaje, que hizo falta conseguir un pequeño camión para transportar todo, sumando los buenos dólares que gastamos en sobre equipaje, pero aquí estábamos, por fin, luego de más de cinco años, regresé dónde pertenezco.

— ¡Tío Oren! ¡Tío Connor! Los extrañé un montón.

Lucía saltó a los brazos de ellos, recibiendo apapachos de sus tíos y las lágrimas de Oren.

— ¡Estás tan grande cariño! ¿Cuándo creciste tanto? Tu piel es muy blanca y preciosa, el clima frío hace lo suyo eh.

— Tu habitación la decoramos como tú lo pediste — Connor sigue babeando por ella— como el estudio de baile de una pequeña niñita malcriada.

Lucía río.

— Yo no lo pedí — tocando su mejilla— Pero no me enojo si lo hicieron, quiero ser bailarina igual que mi mamá.

— Y serás la mejor mi niña.

Subiendo al auto junto con los chicos.

Haciéndole un cumplido.

— Mamá — viniendo hacía mí para que la cargara durante el viaje— ¿En esta ciudad es donde vive mi papá?

Mi corazón se paró por unos segundos, su pregunta me tomó desprevenida.

— No cariño, tu papá... vive en otro país.

Intentando sonar relajada.

— ¿Ella sabe quién es su papá?

Preguntó Connor con sorpresa.

— Me escuchó hablando con Katherina hace unos días, y puede que... lo viera en televisión algunas veces, sabe quien es, pero le conté que él y yo no tenemos relación, que sólo somos nosotras dos — poniéndome triste— Lucía es una chica inteligente, sabe que no lo necesitamos.

— Papá hizo llorar a mi mamá muchas veces — viendo a Oren— Y yo no quiero que mi mamá lloré otra vez. Lo siento por preguntar mami.

Acaricié su cabello.

— No te preocupes cariño, todo está bien — besando su coronilla— no estoy enojada.

Oren me miró con confusión, Connor intercambió miradas con nosotros por el retrovisor por un par de segundos, supongo que tenemos mucho de qué hablar, después de todo Lucía ya lo sabe todo, cumplirá cinco años dentro de un par de meses, y sabía muchas cosas para su edad, y yo... yo necesitaba un respiro, no es fácil evitar las respuestas a las preguntas inocentes de una niña, Oren y Connor podrán ayudarme a contestar las dudas sobre su padre, yo no soy su mejor opción, yo hablaría desde la rabia y el odio que le tengo, ellos podrían mostrarle una mejor visión de Luca.

La tentación del diablo #1Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum