Capítulo 17. «Siempre fue él»

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Vari1a sonrió. Parecía que le gustaba que le rogaran, más no era eso. La tenía agarrada de la muñeca, y sus manos, con ese calor que emanaban, hicieron que él se sonrojara antes de que pudiera notarlo.

-Bueno, me quedaré -cedió-, pero, primero, hay que desestresarnos un poco.

Estiró las manos y cerró los ojos. Para cuando los abrió, frente a ellos había una banda, su música resonaba por todo el lugar.

-Esto es una biblioteca, Varia, ten un poco de pudor -dijo Akhor en un tono un tanto malhumorado. Por su parte, Dafaé, que con sus miles de espejos ya había dado todo un espectáculo al mostrar que podía leer más de treinta libros a la vez, alzó su rostro y sus ojos azules brillaron, divertidos.

-Ella siempre es así. Déjala y terminará más rápido, insiste en molestarla y durará más.

Dicho aquello, volvió a su lectura. Connor, que trabajaba en conjunto con ella, hizo un pequeño asentimiento y también siguió con su trabajo. Por su parte, los gemelos le insistieron a Alannah para que bailara para ellos, mientras que Suzzet y Skrain empezaron a tararear de forma graciosa.

-Levántate -mandó Virnea. Por primera vez no estaba concentrada en los demás, sino solo en él, mirando fijamente a Ranik y estirando su mano para invitarlo a que bailara. Él le siguió la corriente. Ella no estaba siendo excéntrica o imprudente, de hecho la música era hasta tranquila para sus gustos habituales, hacía que su baile realmente se concentrara en la relajación y no tanto en el desenfreno.

Ranik se dejó llevar. Ella puso las manos de él en su cintura, mientras que movía los pies pausadamente, un paso delante del otro. Por un momento todo se ralentizó, el tiempo dejó de avanzar, y él tuvo la sensación de que ahí, entre tantas cosas, en realidad no había nada, nada aparte de ellos dos, sus movimientos, roces, y matices.

No bailaron mucho, unos minutos después de estar así, mirándose al otro fijamente, ella cedió, lo tomó de la mano, y terminó aquella presuntuosa cosa que había comenzado. Caminaron entonces a través de la biblioteca, buscando y observando los libros con ojo crítico. Varia no parecía especialmente concentrada, más ya no estaba decaída como minutos antes.

-Tal vez si me contaras un poco de tú anterior vida podría saber más y ayudarte a buscar -dijo él. Varia se detuvo, y, en un tono irónico, contó:

-Akhor, Raniya, y yo, éramos hermanos. Crecimos en un pequeño pueblo muy alejado de la civilización y la vida. Akhor era el mayor, que siempre andaba buscando formas creativas de mantenernos con vida, y Raniya, ella era... -suspiró-. Siempre nos cuidó como una madre a mí y a todos mis hermanos. Ellos ya están muertos, descansando en un mundo muy lejano al nuestro. Nunca los veremos de nuevo.

-¿No dijeron que fuiste una reina, que te casaste con Olemus? ¿Por qué tú sí y no ella?

-Porque huí y negué mi origen, me convertí en todo lo que siempre quise ser, y cuando Olemus regresó de la muerte, ya era una próspera cortesana de la que nadie sabía nada, excepto que era bellísima. Conocí a tantos reyes como no tienes idea, pero nunca, nunca, dejé que me dominaran. Eso fue lo que me hizo famosa. ¿De qué te sirve eso, Ranik? Son mundos distintos, realidades completamente alejadas, tiempos también. Todo ha cambiado.

-¿Y cómo trajeron a Olemus de la muerte? -preguntó Ranik. Varia suspiró, no parecía tener ganas de hablar de eso-. ¿Qué te pasa hoy?

-Yo... -su mirada vaciló por un instante, más al siguiente ya estaba enojada, su cabello flameando y sus ojos también. Mirándolo fijo, contestó-: No te importa.

-No tienes porqué enojarte conmigo. No soy yo el que te puso así, y si fui yo, pues dime qué hice.

-Ser un inútil incompetente -respondió ella. Ranik frunció el ceño, Varia suspiró, luego miró hacia la esquina más cercana, dónde, por el pasillo aledaño, Adaliah y Skrain caminaban. Parecían reír, se miraban fijamente de vez en cuando con cierta complicidad que Ranik no podía comprender-. Me gusta ganar, y en esta competencia lo único que he visto es drama, estupidez, romance, todo lo que le gusta a Raniya, pero en alguien más. Akhor es un iluso, vive viendo a Adaliah, tiene un amor incansable por ella, y ella, en realidad, está destinada a Skrain.

Murmullos de SkrainWhere stories live. Discover now