-Entiendo, ¿y el padre de Nicholas no tiene un título que pueda heredar también? - preguntó Jayne.

-No, el esposo de mi tía es un comerciante muy reconocido en Francia - respondió Liviana.

-Excelencia - llamó la Sra. Rose y Liviana puso su atención en ella -. El carruaje que envió en busca de su padre está afuera.

-Oh claro, gracias - dijo Liviana levantándose de su lugar junto con su nana y lady Jayne, quienes la siguieron hasta la puerta de la residencia.

Liviana podía ver el carruaje estacionado frente a ella, hizo una señal para que abrieran la puerta y el lacayo así lo hizo, dentro pudo ver la silueta de un hombre con barba y cabellos canosos, le costó reconocer que ese hombre era su padre, aquel que siempre estaba impecable.

El conde solo la miró sin decir nada, y sin dar a conocer lo sorprendido que estaba por ver a su hija hecha toda una mujer, ya no parecía ser aquella niña que no soportaba ver dentro de su casa, pero muy dentro de él, tuvo que reconocer que estaba feliz por volver a ver a su hija. Liviana caminó hacia el carruaje quedando muy cerca.

-Padre... - habló Liviana con miedo a que él la fuera a rechazar, como tantas veces lo había hecho. Miró al mozo de cuadras - Trae a más hombres para que ayuden a mi padre a instalarse.

El hombre salió en busca de más ayuda, sabía cuál era el problema de su padre, en otra carta enviada por el mismo Mauricio Pillar, amigo de su padre, le había comentado que tras el accidente este había perdido la movilidad de sus piernas, eran pocas las probabilidades de que volviera a caminar, y más que nunca sabía que necesitaba de su ayuda. Pocos segundos habían pasado cuando el mozo de cuadras regresó con dos hombres más, entre los tres lo ayudaron a instalarse en la habitación escogida solo para él, donde pasaría un buen tiempo. Al quedar solos en la habitación, Liviana decidió hablar.

-¿Cómo fue que... -su padre la interrumpió con un gesto que había hecho con su mano.

-No quiero hablar sobre ello - dijo el conde.

-Bien. ¿Quieres que te preparen un baño? De seguro durante el viaje no pudiste hacerlo, luego puedo enviar una bandeja con una variedad de alimentos.

-Sí, estoy algo cansado, pero prefiero un baño caliente -respondió su padre.

-Enviaré a una mucama y a tu nuevo ayudante de cámara para lo que necesites, pero si quieres puedes pedírmelo personalmente a mí.

Liviana no recibió respuesta de sus últimas palabras, así que decidió salir de la habitación para ordenar el baño de su padre, pero antes de salir su padre la llamó, ella se detuvo sin girarse.

-Gracias, por todo - dijo su padre y Liviana sonrió ampliamente, no respondió nada y salió de la habitación, estaba feliz, su padre nunca le había dicho esas palabras, y por primera vez lo escuchó de él, solo esperaba que a medida que fueran conviviendo más y se fuera dando cuenta de su cambio, él también lo hiciera y la empezara a apreciar un poco más.

Bajando las escaleras se cruzó con la Sra. Rose, ama de llaves, quien traía en sus manos una carta.

-Excelencia, esto es para usted, llegó hace unos momentos - Liviana tomó la carta frunciendo el ceño.

-Gracias. ¡Ah! Ordene que le preparen un baño caliente a mi padre y envíe al nuevo ayudante de cámara que hemos contratado. Después haga que sirvan una bandeja con todo tipo de alimentos que haya, y mucha fruta.

-Claro excelencia, ahora mismo todo se hará según su orden - dijo la Sra. Rose para dejarla sola en el pasillo.

Liviana miró la carta en sus manos, no decía de quién era, solo para quién, sin más decidió abrirla y saciar su curiosidad. Al leer su contenido se sorprendió mucho, tanto por saber de quién era y por la invitación que le hacía.

Lord Logan William, duque de Windsor, la estaba invitando a un paseo por Hyde Park, según su carta, no era de alarmarse, se trataba solo de un paseo entre amigos, hasta podría llevar a Jayne o a su doncella. Lo pensó bien y no tenía nada de malo, al fin y al cabo, el duque de Windsor era uno de los mejores amigos de su esposo. Llamó a Lizzy para que enviara la respuesta, hoy en la tarde sería el encuentro, y era claro que iría con su doncella, Jayne tenía planes para esa tarde y no pensaba arruinárselos.

-¿Está segura? - preguntó Lizzy no muy convencida de que Liviana aceptara la invitación -. Puede ser muy mal visto por la sociedad, es una mujer casada.

-Yo no le veo nada de malo, solo es un paseo de amigos, además, me estarás acompañando.

-Claro, ¿y qué dirá su esposo de eso?

-Marcus no tiene nada que decir, él y yo estamos casados, pero cada uno puede hacer lo que quiera con su vida, él mismo lo ha dicho, y no veo por qué ha de cambiar de opinión - Respondió Liviana recordando la noche anterior, con la llegada de su padre había olvidado un poco el enfado que tenía por culpa de Marcus.

Después de haber pasado casi toda la noche haciendo el amor, él terminó por arruinarlo todo, pidiéndole que se fuera, que tenía que salir rápidamente, para luego enterarse de que había salido para encontrarse con su amante. Y más que enfadarle le había dolido mucho que después de estar con ella corriera a los brazos de su amada lady Emma.

Y todo lo que había sentido se fue directo al suelo, por unas horas Marcus le había hecho sentir que la deseaba más que nada, que la quería y que nada más importaba, pero no era así.

A ese punto sentía que era más miserable que cuando todo había empezado.

E.J. Black

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Miserable Matrimonio (Saga #1 «Amores Encadenados») Where stories live. Discover now