Final alternativo (parte 2)

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Poché también cerró los ojos, sorprendida, dejándose llevar por el delicado contacto de esos finos labios. Realmente estaba pasando. Calle la estaba besando. Y era una sensación que no se comparaba con ninguna otra. No había comparación.

Calle se separó de ella muy lentamente, quedando sólo a escasos centímetros de su boca. Sus alientos se encontraban, creando nubes blancuzcas de vaho a causa del frío.

-Mi primer beso- susurró.

-El primero de muchos- murmuró.

Calle volvió a besar esos gruesos y rosados labios que tanto le gustaban. Ambas podían sentir la sonrisa de la otra durante el beso. Poché podía jurar que Calle sabía a fresa. Tal vez por la malteada de hace unos momentos, tal vez Calle simplemente tenía labios que sabían a fresa.

Una vez finalizado ese segundo y largo beso, rompieron el abrazo y se disponían a seguir su camino. Poché metió sus manos en los bolsillos de su abrigo y tomó un par de guantes negros que estaban dentro, colocándose uno en cada mano.

-Oh -dijo algo decepcionada Calle.

Poché la observó al oír eso. La mayor dirigió la mirada a sus manos, que también estaban cubiertas y luego a las de Poché, haciendo un pequeño puchero. Poché sonrió divertida. La menor se quitó su guante de la mano derecha, guardándolo en su bolsillo, y extendiendo su mano hacia Calle. Ésta la miró atónita, con su corazón latiendo desenfrenado.

-Mi mano tiene frío.

Calle suspiró y deseo con todas sus fuerzas que la ternura no fuera capaz de matar a una persona, porque de ser así, Poché acabaría con su vida en un abrir y cerrar de ojos.

Calle se quitó el guante  de su mano izquierda, lo guardó y entrelazó sus dedos con los de Poché. Ambas se sonrieron y caminaron hasta la casa de Poché, aunque ninguna quería que ese día llegara a su fin.

Calle exhaló el aire contenido en sus pulmones algo desanimada cuando finalmente llegaron a la casa de la chica. Poché  abrió la puerta de las rejas y se volteó a observar a Calle. Ésta volvió a sujetarla firmemente, con sus brazos alrededor de su cuerpo. Poché sonrió y le correspondió.

-Me gustan tus abrazos, Calle.

-Que bueno, porque siento que podría abrazarte durante horas -dijo descansando su mejilla en el hombro de la chica- Poché...

-¿Si? -preguntó ahora viendo a la mayor que ahora se encontraba frente a ella viéndola fijamente.

-No me es suficiente verte sólo una vez a la semana -poché se estremeció ante esas palabras- ¿Crees que podrías vernos otro día?- Poché mordió su labio, meditandolo.

-Martes -respondió determinada.

-¿Martes?- frunció su ceño- Bien ¿Escogiste ese día por algo en especial?

-Es mi cumpleaños.

-¡¿Y hasta ahora me lo dices?!- gritó Calle, haciendo sobresaltar a Poché, pero luego rió-  ¡Dios, Poché! Debiste habérmelo dicho -suspiró- ¿Entonces? ¿Te gustaría que venga a visitarte a tu casa para pasar el día de tu cumpleaños contigo?

-Me encantaría.

-

Tres largos días pasaron. Calle se encontraba frente a esa blanca casa de tejado azul. Había estado parada ahí alrededor de cinco minutos. Dio un largo suspiro tratando de relajarse y finalmente presionó el timbre. Pudo divisar la figura de Marta abriendo la puerta de la casa.

-¡Daniela!- dijo efusivamente- ¡Que alegría verte! ¡Pasa, la reja está abierta! ¡Poché ven, tienes visita!

Marta, como cada año, había cancelado las clases de ese día con Lina, solo para que Poché pudiera disfrutar de su cumpleaños. La chica de ojos avellana empujó la puerta de las rejas, la cerró detrás de ella y se encaminó hacia la casa, pero entonces tanto Marta como ella pudieron oír fuertes pisadas en las escaleras y observaron como Poché llegaba corriendo con una gran sonrisa en el rostro. Llegó hasta Calle y la abrazó con mucha fuerza, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de la mayor. Escondiendo su rostro entre el hombro y el cuello de ésta. Calle tuvo que arreglárselas para mantener el equilibrio y no caer al piso debido al impacto.

La chica de los CDs | adaptación cachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora