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Luego de otra larga semana de espera Poché concurre al centro comercial. Esta vez al horario del almuerzo porque Calle le había dicho la semana pasada que fuera a almorzar con ella.

Poché entró al local y para su sorpresa Calle se encontraba hablando animadamente con una chica. Se veía tan animada, como cuando hablaba con ella. Ella creía ser especial para Calle, y ver que no era a la única que trataba de esa forma, de alguna manera, le dolió. Tuvo intenciones de abandonar el lugar, irse corriendo y alejarse de toda esa escena. Pero finalmente decidió acercarse a ellas con temor. Pero Calle no la vio acercarse y se dirigió al depósito. Poché llegó hasta la chica, observándola y ésta le devolvió la mirada al verla parada a su lado, examinandola.

-¿Hmm? Tú debes ser Poché -dijo con una sonrisa. Poché entreabrió su boca y apretó sus puños. ¿Cómo es que esa chica sabía su nombre?- Daniela me ha hablado mucho sobre ti- el corazón de la pequeña comenzó a latir con fuerza- Soy Kim -se presentó extendiendo su mano para estrecharla con la de Poché, pero sin obtener ninguna respuesta por parte de ella- Oh, es verdad. Olvide que eras algo tímida.

Poché no podía creerlo. Ya no se sentía mal. Ella era una de las amigas de la infancia de Calle de las cuales ella le había hablado. Pero lo más sorprendente era que le había contado sobre ella. Le había dicho su nombre, que era tímida y quien sabe cuántas cosas más. Jamás creyó que hablara de ella con otras personas. Al fin y al cabo, Calle era genial, era divertida, sociable, Calle era perfecta y ella solo era, ella. No había razón para contarle a nadie sobre ella, ya que ella no era para nada interesante, y aún así Calle lo había hecho.

-¡Poché! -dijo entusiasmada al ver que había llegado en su breve viaje al depósito -Que bueno verte. Bueno, veo que ya se conocieron. Ella es Kim, rara vez habla algo coherente, así que no le hagas caso -dijo bromeando.

-¡Oye! -se quejó la casi rubia. Poché sonrió.

-Aquí está. Ésta es la que quieres ¿Verdad?- dijo colocando sobre el mostrador una hermosa guitarra que traía en su mano.

-Si. Ésta es ¿No es la guitarra más hermosa que has visto en tu vida?

-Sigo pensando que es demasiado dinero para gastarlo en una guitarra.

Poché observó entonces el papel colgando de ella con el precio escrito y abrió los ojos enormemente. Era una guitarra de la mejor marca en el mercado de la música. Al parecer Calle no bromeaba cuando dijo que la familia de Kim tenía mucho dinero.

-Es mi regalo de navidad debido a mis calificaciones, no me molestes. Ten, cobralo de aquí -dijo entregándole una tarjeta de crédito.

Mientras Calle efectuaba la compra, la chica no le quitaba la vista de encima a Poché. Quien comenzaba a incomodarse.

-Calle dijo que eras muy linda, pero no creí que lo dijera en serio.

Poché tomó un respiro rápido quedando helada y Calle quedó boquiabierta sin saber que hacer. En su descuido, la tarjeta de crédito de Kim cayó al suelo, se agachó a recogerla y tratando de deslizarla por el Posnet para efectuar la compra. Tuvo al menos tres intentos fallidos antes de lograr pasarla correctamente.

-Creo que alguien se puso nerviosa -dijo con una pícara sonrisa.

-Kim cierra la maldita boca. Ten tu estúpida tarjeta -dijo molesta con torpes movimientos y un leve color carmín en sus mejillas. La chica comenzó a reir con ganas.

Poché simplemente no podía creerlo. Nunca había visto a Calle reaccionar de esa manera. Nerviosa, avergonzada, contestando de esa forma y con movimientos tan torpes. Era como ella solía reaccionar, no creyó que Calle con lo confiada que era también se sintiera así a veces. Pero eso no era lo más importante ¿Realmente había dicho eso sobre ella? El sólo hecho de pensarlo hizo que una pequeña sonrisa se dibujara en su rostro.

La chica de los CDs | adaptación cachéWhere stories live. Discover now