—¿Malfoy? ¡Pero si sólo tiene dieciséis años! ¿Cómo quieres que Quien-tú-sabes le permita unirse a los mortífagos?

—Eso es muy poco probable, Harry —coincidió Hermione conteniendo la risa—.¿Qué te hace pensar que...?

—En la tienda de Madame Malkin... ella no lo tocó, pero Malfoy gritó y apartó el brazo cuando ella fue a enrollarle la manga de la túnica. Era su brazo izquierdo. ¡Le han grabado la Marca Tenebrosa!

Ron y Hermione se miraron.

—Hombre... —dijo Ron, escéptico.

—Yo creo que sólo quería largarse de allí —dije.

—Le enseñó a Borgin algo que nosotros no llegamos a ver —se empeñó Harry—. Algo que asustó mucho a Borgin. Era la Marca, estoy seguro. Quería demostrarle con quién estaba tratando, ya visteis que el hombre se lo tomó muy en serio.

Ron y Hermione volvieron a mirarse..

—No sé qué decirte, Harry...

—Yo si—interrumpi—. Malfoy es un cobarde. No tiene las agallas para meterse en eso y dudo que su madre lo deje. Nos hemos equivocado todos estos años de chicos malos, Snape, Hagrid, luego mi papa, después Karkarov...creo que te equivocas de nuevo.

—Pero Malfoy si es malo—afirmo Harry—. No tenemos duda de eso.

—Si, ya se—rode los ojos, tome el plato con bocadillos que nos habíamos traído a la habitación—. Vamos a dejar estos a la señora Weasley.

Harry asintió, tomando también en una cesta las túnicas de quidditch sucias y bajamos las escaleras hasta el primer piso, pero en los últimos escalones me
tropezé con Ginny, que volvía a su habitación con un montón de ropa limpia.

—Yo en tu lugar no entraría en la cocina en este momento —me avisó—. Está inundada de Flegggrrr.

—Gracias, querida, tan considerada conmigo.—le sonreí haciéndola reír mientras ella subía las escaleras. Harry me vio con una ceja alzada.

—Fingimos ser novias en el Callejon Diagon—le explique—. Un chico estaba tratando de coquetear.

—¿En serio?—él preguntó interesado.

—Si, aunque Ginny no estaba ni ahí — seguí y pude ver que al parecer se veía un poco aliviado cuando explique que le habían tratado de coquetear a la pelirroja.

Cuando entramos en la cocina, encontré a Fleur sentada a la mesa en pleno discurso sobre sus planes para la boda con Bill, mientras la señora Weasley, con cara avinagrada, vigilaba un considerable montón de coles de Bruselas que se limpiaban solas.

—...Bill y yo casi hemos decidido que sólo tendgemos dos damas de honog.
Ginny y Gabgielle quedagán monísimas juntas. Estoy pensando en vestiglas de colog ogo clago; el gosa le quedaguía fatal a Ginny con el colog de su pelo...

—¡Ah, aquí estan! —exclamó la señora Weasley, interrumpiendo el monólogo de Fleur—. Quería explicarles las medidas de seguridad que hemos adoptado para el viaje a Hogwarts. Volveremos a tener autos del ministerio, y habrá aurores esperándonos en la estación...

—¿Irá Tonks? —pregunte interesada y preocupada mientras dejaba los platos sucios en el lavabo.

—No, no lo creo. Me parece que Arthur comentó que la han destinado a otro sitio.

—Esa mujeg se ha descuidado tanto... —caviló Fleur mientras examinaba su deslumbrante reflejo en una cucharilla—. Un gave egog, si quiegues mi opinión...

Laila Scamander Y La Maldición de MorganaWhere stories live. Discover now