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— ¿Puedo hablar contigo un momento? —le pregunté a Charles, quién justo pasaba por el pasillo a la oficina.

—Si es sobre Matthew no tengo nuevas noticias—respondió sin detenerse.

—Es sobre Timothée—ante mi respuesta detuvo sus pasos y giró en mi dirección—. Hoy has dicho que mañana llegaran sus padres.

—Sí.

—Lo vendrán a buscar, ¿cierto?

— ¿A qué te refieres? —sus ojos se entrecerraron, intentando entenderme.

—Me refiero a que su castigo estando aquí ha llegado a su fin, ¿verdad?

Mi tío suspiró, entonces entiendo porque le preguntaba.

—Sí Liz, Marc quiere que regrese a Nueva York. Necesita a su heredero—volvió a girarse en dirección a la oficina—. Sé que lo quieres, pero deberá irse, y eso ya no es nuestra decisión. Intenta quedarte fuera de ese problema.

Sin agregar nada más lo vi ingresar a su despacho, dejándome en el medio del pasillo con mi corazón en la mano. El día que había intentado evitar estaba por llegar, y parecía que todo estaba mal. Mamá no estaba, mi padre fue un monstruo, mi mejor amigo había asesinado a mi propio padre, y lo peor era que debía dejar mi familia para ir a estudiar a Londres algo que realmente no quería, sin embargo era la única opción que tenía en mis posibilidades.

Me dirigí a mi habitación, sintiéndome como un alma en pena. Había perdido mi rumbo, siempre tenía un plan sin embargo esta vez todo se había desvanecido. Ya no me importaba haber ingresado a la Universidad, ni siquiera quería ser maestra. Nada tenía sentido.

Me quedé sentada en mi cama intentando encontrar una solución.

¿Viajar a Nueva York?
Sería imposible, mis tíos no querrían y mis hermanos se quedarían aquí, solos.

¿Pedirle a Timothée que se quede?
Sería imposible, sus padres lo necesitaban en su empresa. Debía continuar con el legado, era el único hombre de la familia y las presiones estaban puestas sobre él.

No vi ninguna opción más que la que dejarlo ir. Nuestro amor era real pero no era posible, no cuando nuestros caminos debían separarse.

Luego de unas cuantas horas entre lágrimas y nervios, perdí la cuenta de cuántas veces practiqué dentro de mi cabeza lo que le diría hoy por la noche. Si este era la última vez debía ser memorable.

Me lamenté por no tener a mi madre conmigo, y decidí que antes de comer necesitaba visitar su tumba. Me senté a su lado, mientras las lágrimas caían lentamente por mis mejillas. Hoy no quise hablar, sentía que no estaría orgullosa de mi en este momento. Porque todo era un desastre.

Antes de bajar cenar decidí darme un baño, intentando que el agua se lleve las penas, y que calme la hinchazón de mi rostro. Me puse un vestido negro, era común y sencillo, no estaba en ánimos de producirme.

Al bajar vi que era la única que faltaba, y pude ver como Emily estaba expectante por mi llegada. Con mi mejor cara le sonreí, intentando estar contenta por lo que sucedería continuación.

—Quiero anunciar algo muy importante—Emily se levantó de la silla parándose en su lugar, todos la voltearon a ver. Ella dirigió sus ojos a mi, dándome una mirada cómplice y me adelante en mi cabeza a las palabras que diría. Volviéndome a poner nerviosa—. Elizabeth ha aprobado su examen, ¡ha ingresado a la Universidad!

De inmediato todos en la mesa se alegraron, pude ver la sorpresa en los ojos de mi tío, la alegría en la sonrisa de Arthur y ambas mezcladas en el rostro de Harry, no quise ver la expresión de Timothée porque cada vez que veía su rostro me recordaba que debía irse.

𝐄𝐋 𝐇𝐔𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃 || timothée chalametWhere stories live. Discover now