Tú no me mandas

No huyas.

Jennifer, Jennifer había regresado.

O al menos, eso era lo que parecía en este momento.

Mi mirada se dirigió inmediatamente, como por instinto, hacia donde estaba Derek, mi Derek. Todo lo demás dejo de importar, no podía escuchar nada más, no podía mirar nada más, que no fuera él, por lo menos hasta asegurarme de que estuviera bien.

Su cara de preocupación indicaba lo mucho que le afectaba esto y podía comprenderlo, nadie lo entiende mejor que yo.

Sé que se siente miserable, cuando parecía ir bien todo para él, de nuevo atacaban los mounstros de su pasado, haciéndole creer que alguien tan maravilloso, no merece ser feliz.

No entiendo el mundo, la vida, el destino o lo que sea.

Pero no hay nadie en este mundo que merezca más la felicidad que este lobo, que Derek Hale.

Cuando vi que se empezó a agitar y su miraba intercalaba entre todos los miembros de la manada, decidí actuar, porque aunque fuera imposible, el lobo estaba teniendo un ataque de pánico.

Me acerque a él, despacio, no queriendo asustarlo o mortificarlo, más de lo que ya estaba. Tomé una de sus manos, que ya contaba con sus garras de fuera y por fin, me vió a los ojos.

Trate de transmitirle con mi mirada la calma que necesitaba, el amor que le tenía.

- Estaremos bien - le dije, con toda la seguridad que nunca había tenido antes - lo resolveremos juntos, no estás solo, nunca más - apreté suavemente su mano dando a entender mi punto.

- ¿Y si los ataca? ¿Y si quiere hacerles daño por mi culpa? - pregunto nervioso.

- No lo hará Derek - le aseguré.

- Yo creo que lo mejor es que me vaya del pueblo, así me seguirá solo a mí, estarán seguros, tú estarás seguro Stiles - me contestó tomando mi mejilla entre sus manos.

Yo también lo tomé de las mejillas. No dejaría que se marchará, la sola idea de que se fuera de nuevo y peor aún, que casi se entregará en bandeja de plata a esa loca darach, que lo podía dañar, me hacía sentir tan triste que las lágrimas no tardaron en hacer presencia.

- Pero tú estarás en riesgo y yo no estaré bien,sabiendo que tú solo te enfrentarás a esa loca, no puedo hacer eso, no me pidas que te dejé ir - le supliqué - lo resolveremos juntos, nadie nos hará daño está vez, somos más fuertes juntos, lo sabes, ganaremos, pero no huyas, no cuando estamos empezando algo tan bonito- y lo besé, sin importar que la manada estuviera presenté o lo que pudieran pensar, quería dejarle muy claro, mi punto.

Cuando el beso terminó, Derek empezó a dejar besos en toda mi cara, principalmente dónde estaba el rastro de las lágrimas, al verlo  alos ojos, note  que su mirada ahora era más segura.

- No me iré, lo prometo, perdón por haber sugerido eso cuando ya había jurado nunca más alejarme de ti, pero estoy tan asustado, no me perdonaría que ella te dañará y menos por mi culpa - me prometió.

- No es tu culpa Derek, ella es la loca, entiendélo, tú no tienes la culpa - le dije, enojado de que a pesar de todo, él siguiera sintiéndose culpable.

- No es mi culpa - repitió.

- No es tú culpa - le sonreí.

Tomando una de sus manos, caminamos para acercamos hacia donde estaba la manada reunida, porque al parecer si eran un poco inteligentes y sabían que necesitamos ese tiempo a solas.

Aunque lo más seguro es que Lydia fue la que les dió la orden.

- ¿Cuál es el plan entonces? - me preguntó Jackson, en cuanto estuvimos frente a ellos.

- Pues lo que tenemos hasta ahora es que se trata de sacrificios humanos, entonces hablamos de un Darach, podemos suponer que se trata de Jennifer, pero no estamos seguro.

Quería aferrarme a esperanza de que no fuera esa loca, tratando de hacerle daño, de nuevo, a mí lobo.

- De hecho si se trata de ella, es casi imperceptible, pero su olor está en el cuerpo - mencionó Jackson.

El lobo con el mejor olfato de la manada, después de Derek obvio. El lobo que se rompió mis esperanzas de que no se tratará de ella. Pero después de tantos años conociendo y estudiando sobre perfumes, era muy tonto que su olfato, al convertirse en lobo, no fuera de los mejores. Así que sería muy tonto, si no confiara en él.

- De acuerdo, entonces se trata de Jennifer y sabemos lo que busca, ya sabemos el patrón de sus víctimas, debemos estar pendientes de todos. No olviden que puede adoptar la forma que quiera, así que por el momento no confíen en nadie fuera de la manada. Ya tiene a los tres vírgenes, debemos proteger a mi padre, a la señora Mccall, al señor Argent , no olviden que ellos son a quienes quería, pero ahora debemos incluir también al señor Dunbar y a Deaton, ellos son sanadores, pueden estar en su lista negra.

- Stiles tiene razón, debemos dividirnos y tratar de que siempre haya alguien con ellos. Mientras los demás tratamos de buscar pistas, informaremos a Stiles, Lydia y Mason, todo lo que descubramos, por más mínimo que sea, ellos son los cerebros de la manada - habló Scott por fin.

- Algo que les voy a pedir es que por favor, no se queden solos, siempre estén con alguien de la manada. No sabemos lo que busca esta vez, aunque si ha regresado, lo más seguro es que sea por venganza - les dije, completamente serio - por hoy vamos a descansar, debemos estar preparados para lo que sea.

Sin más que decir, me dí la vuelta, con Derek tomados de la mano y empecé a caminar, dirección hacia el Loft.

Al llegar, me puse a cocinar, mientras Derek estaba en el marco de la puerta observando cada movimiento que hiciera. Cenamos los dos tranquilos, a pesar de la próxima lucha que se avesinaba.

Pero con Derek yo siempre me sentiría seguro, solo basta que él esté a mi lado, para sentirme así.

Lo obligué a que se diera una ducha, aunque no me quisiera dejar solo,  y con muchos esfuerzos, logré que me dejará ducharme, muy en contra de su voluntad.

Al salir del baño, me lo encontré, sentado en mi cama pensativo, como dudando de lo que estaba a punto de decir.

- Sea lo que sea, sabes que puedes decírmelo - solté nervioso de verlo así.

- Quería... quería pedirte que... ¿Podemos dormir está noche juntos? - pidió con las mejillas sonrojadas, al igual que sus orejas.

- Claro que sí Derek, podemos dormir juntos las veces que quieras - dije completamente feliz.

- ¿Podemos dormir juntos todas las noches, por el resto de nuestras vidas? - volvió a preguntar, levantándose de la cama y acercándose a mí, tanto como podía.

- ¿Es esa una manera sutil de pedirme que seamos novios? - le pregunté, esperanzado de un futuro a su lado.

- Es una manera sutil de pedirte que seamos compañeros Stiles, novios, esposos, el término que quieras darle - contestó con una sonrisa y con un anhelo en su mirada que no había visto antes.

- Acepto, acepto todo - grité emocionado, pasando mis brazos sobre su cuello y atrayéndolo hacia mi, para darle un profundo beso, sellando la promesa de estar siempre juntos.

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Perdón por tardar, pero bueno, aquí hay un nuevo capítulo, espero que les guste.

¿Qué les pareció?