Bizarre [JaeYong]

d i e c i n u e v e

—Yo puedo llevarlos.

—¡Gracias! Mi esposo te lo va a agradecer—rio pícaramente y volvió casi corriendo hacia su auto.

Los pequeños entraron educadamente a la casa. Yuqi saludó a los menores, quienes gritaron efusivamente: "Hola, Yuqi jiejie".

TaeYong los acompañó hasta la sala de juegos y bajó para terminar de cocinar.

—Lo lamento—fue lo primero que dijo al entrar.

—¿Uh?

—Debes tener hambre y yo cuidando niños.

—Yo sé que tienes que cuidar a tus hijos. Sería egoísta de mi parte fingir que no existen y exigir tu atención.

TaeYong se quedó sin palabras y caminó torpemente hacia la estufa. Terminó de cocinar y sirvió con cuidado la comida frente a YoonOh.

—Sabe muy bien—YoonOh exclamó en cuanto probó la primera cucharada. No sabía si realmente la comida estaba así de deliciosa o si tenía mucha hambre.

El mayor agradeció con una enorme sonrisa y comenzó a comer.

A pesar de que el silencio no era incomodo, a YoonOh no le gustaba, así que preguntó sobre la receta de los pastelillos y pese a que sabía la receta, jura que fue lo mejor que pudo hacer.

El rostro de TaeYong se iluminó y comenzó a explicar la receta con lujo de detalle mientras sonreía y le daba consejos de todo. Desde que marca de harina era mejor hasta la marca de molde que debía usar si no quería que se pegaran.

Mientras lavaban los platos, comenzaron a hablar sobre los pequeños y sobre como conocieron a sus amigos. A mitad de la charla, YoonOh recibió una llamada de un número desconocido. Se disculpó con el pelinegro y atendió.

—¿Hola?

—¿Jung YoonOh?

—Sí. ¿Quién habla?

—Buenas noches, señor Jung. El motivo de mi llamada es porque presenta un adeudo en su tarjeta de crédito.

Carajo.

TaeYong lo miró preocupado al notar su expresión.

—S-sí, lo sé. Lo resolveré pronto.

—Un agente del banco habló con la joyería y se acordó que podía regresar el brazalete que compró hace unas semanas. Al no tener que pagar el brazalete, la deuda en su tarjeta disminuiría en gran parte y podríamos encontrar un plan de pagos que se acomode a usted y a sus posibilidades.

YoonOh suspiró con pesadez.

—Gracias. Lo tendré en cuenta.

—Seguimos en contacto. Buenas noches.

—Buenas noches...

—¿Está todo bien?

—Sí—mintió con una gran sonrisa.

—¿Estás seguro? —lo miró mientras pestañeaba preocupado.

TaeYong tenía unos ojos negros, grandes y brillantes y en ese momento se veían tan compasivos y preocupados, que YoonOh tuvo la confianza combinando con la desesperación para hablar.

—No. Nada está bien—su cerebro le decía que parara de hablar, pero su boca no se detenía—. Me están pagando menos, además de que me están sobrecargando de trabajo porque hubo un recorte de personal—suspiró—. Tengo una deuda enorme en la tarjeta y no puedo pagarla.