Capitulo 23: Eres un Daniel's

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Meses antes:

Tenía algo que me envolvía aun más suavemente que la seda atándome a ella con una intensidad que no había experimentado nunca en mi vida, estaba teniendo sentimientos por Jen que no podía explicar o entender y no me asustaba sentir eso, el problema estaba en que me estremecía no sentir miedo de todo esto. Estaba tratando de resolver lo que había en mi cabeza mientras tenía un ojo en Jen lo que era malditamente difícil.

Estaba tan jodido terrible irremediablemente jodido, por más razones de las que podía explicar, llegados a este punto apenas y podía pensar con claridad. El desearla me estaba volviendo loco, estaba obsesionándome con esa mujer de una forma que me estaba asustando a mí mismo.

Estaba perdiendo el juicio.

Era la única lógica para estar caminando de un lado a otro a las tres de la mañana frente a la casa de mi padre, la verdad no tenía idea de qué diablos hacia en ese lugar pero luego de besarla Sali corriendo tan rápido que había terminado aquí. Besarla fue lo mejor que hubiera hecho en toda mi vida, mejor que todo lo que haría lejos de ella solo quería fundirme con ella en ese momento. Quería hundirme en ella tan desesperadamente que estaba volviéndome loco.

Pero lo que mas quería era que confiara en mi, quería conocer cada secreto, cada corte y cicatriz, saber que la hacia sonreír y eliminar de este mundo todo aquello que fuera capaz de hacerle daño.

-Seguirás dando vueltas allí afuera o entraras de una vez- la voz gruesa y soñolienta de mi padre.

Me gire tenia puesto un pijama de rayas y pantuflas, no parecía que hubiera salido de la cama. - ¿Qué haces despierto tan tarde?

Negó con la cabeza abriendo mas la puerta, entre en silencio y nos llevo hasta el salón me deje caer en uno de los sillones y el hizo lo mismo. -Adam son las cuatro de la mañana y tengo como una hora viéndote ir y venir de la entrada ¿Qué anda mal?

Mire mis zapatos por un momentos antes de volver la mirada hacia la moto, no me sentía cómodo hablándole a mi padre sobre Jen pero tampoco era algo de lo que quisiera hablarle a Aarón, no me sentía cómodo hablándole de Jen a nadie pero llegados a este punto estaba desesperado como nunca lo había estado antes.

- ¿Podemos ir a tu oficina?

Asintió dirigiendo el camino en silencio hasta su oficina me deje caer en el sillón y el se sentó en su escritorio, -Así que la oficina, debo suponer que es un tema serio.

Lo mire y me quede en silencio tratando de organizar las ideas en mi cabeza, pero no podía conseguir mantener una línea fija de pensamientos coherentes cuando se trataba de esa chica.

- ¿Qué va mal, Adam?

Me pase una mano por el cuello tirándome un poco de los mechones que estaban en la nunca.

-Es una chica...

Sus ojos se abrieron unos momentos para recuperar su compostura. -Una chica que...

-Me odia o algo muy cercano- esta era la parte difícil, tratar de descifrar que era lo que Jen sentía por mi- no lo sé, es complicado yo como que no se qué hacer con ella.

- ¿Te gusta?

Ojala solo fuera gustar, tenia sentimientos por Jen que no podía explicar por no mencionar que estaba la apuesta colgando de nuestras cabezas.

-No lo sé, es complicado- pensar en Jen hacia que fuera difícil concentrarme en el trabajo por no mencionar la forma extraña en que mi pecho dolía cuando ella estaba cerca o como mi corazón se saltaba un par de latidos cuando me tocaba. - ¿Hay algún antecedente de problemas cardiacos en la familia?

Medio frunció el ceño. -No, no al menos que yo sepa.

Asentí con la cabeza, tal vez debería preguntarle a la abuela ya que no estaba seguro si podía fiarme de papá.

- ¿Desde hace cuanto la conoces?

-muy poco, un par de meses tal vez menos. - en realidad puede que conociera más de su vida de lo que me sentiría cómodo compartiendo.

-Bueno.

-Bueno ¿Qué? ¿Qué significa ese bueno?

-Confió en tu criterio hijo.

-Esto no es un negocio papá- dije mirándolo a los ojos.

-Confió en que no lo sea- dijo mirándome atentamente -Al menos no parece serlo.

Me puse de pie caminando de un lado para otro en la oficina, Thomas no estaba ayudando para nada no entendía como espere que me diera una mano como algún consejo épico de padre o algo como una epifanía que me ayudara a salir de todo esto.

-Creo que no estás entendiendo- dije mientras organizaba las palabras en mi cabeza. -Ella no aparece estar interesada pero luego parece que sí lo está, además... no creo que sea bueno para ella- las últimas palabras me sabían a vinagre en la lengua. -Ella fue muy lastimada antes y tiene miedo de acercarse a alguien como yo- papá se inclino sobre su escritorio uniendo las puntas de sus dedos. -Yo mismo no sé si quiero que se acerque alguien como yo.

-Alguien como tú.

-Sí, papá alguien como yo. -tome aliento profundamente, no tenía intención de contarle en las que andaba mas allá de lo que él ya sospechaba, decirlo por voluntad propia seria ganarme un viaje directo a Andersen. -Que pierde el control y no soy exactamente estable, Qué si tengo un ataque y ella está cerca y no puedo controlarme, sabes mejor que nadie que... puedo herirla.

Sonrió un poco y negó con la cabeza. -Por lo que me has dicho debo suponer que ya tienes un archivo con su nombre- asentí con la cabeza. - me gustaría creer que es reciente.

No iba a discutir eso con él.

-Podría decirse.

-No comenzare diciéndote que eso está mal y lo está, pero hijo eres un Daniel's naturalmente determinado- me miro a los ojos con una media sonrisa. -Se que tomaste una decisión y tú lo sabes ahora solo tienes que convencerla de que es la decisión correcta.

- ¿Cómo sabes que estoy en lo correcto?

-Estas en casa de tu padre a las cuatro de la mañana hablándome de ella- dijo como si la respuesta hubiera estado frente a mí todo el tiempo. -sabes tan bien como yo lo que eso significa.

Maldición si lo sabía, lo sabía perfectamente pero aun no estaba dispuesto a aceptarlo, al menos no mientras ella siguiera actuando como si fuera un virus que tenía que eliminar.

- ¿Te quedas a desayunar?

Negué con la cabeza mientras me dirigía a la puerta. -No puedo, tengo un par de llamadas que hacer.

Cerré la puerta a mis espaldas mientras marcaba el número de las únicas personas que podían ayudarme a salirme con la mía.

Adam: Solo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora