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Querido Evan:

Esa noche fue especial,

porque esa noche

fue nuestra.

Bailamos,

reímos,

charlamos,

incluso nos abrazamos.

Podría echarle la culpa

al alcohol que estaba en nuestras venas,

pero nunca me había sentido

tan completa.

En un momento,

mis amigas aparecieron de la nada,

diciéndome que ya nos teníamos que ir.

Quise negarme,

pero no lo hice.

En cambio,

te abracé y te dije que ya me iba,

me devolviste el abrazo

y al oído me dijiste

que la habías pasado estupendo.

Luego me diste un beso

en la comisura de los labios,

para marcharte de allí.

Y me pregunté si habías sido consiente

de lo que habías hecho,

pero cuando vi tu sonrisa

me di cuenta

que lo habías hecho

a propósito.

Liz.

Querido EvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora