Ride

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Youngjae tenía el corazón roto.

Estaba sentado en una banca en un solitario parque que quedaba bastante lejos de la universidad. Había llegado ahí después de haber escuchado las duras palabras de su ahora ex novia, la cual había terminado con él como si el año que estuvieron juntos hubiese sido nada.

“Lo siento, Youngjae- ah, pero ya no estoy cómoda contigo.”
“Encontré a alguien mejor”

¿Cómo podía tratarlo así después de que él había prácticamente dejado de lado todo por ella? Se había dedicado a hacerla feliz, ignorando sus propios deseos y alejándose de las personas que de verdad lo querían simplemente porque ella se lo había pedido y ahora, ¿Que tenía? Absolutamente nada, ni siquiera la compañia de aquellos que alguna vez habían sido sus amigos, tan inseparables que parecían haber nacido juntos y que él había alejado para complacer los caprichos de esa egoísta mujer.

Suspiró alzando la vista, observando las nubes formándose en el cielo que se había mantenido soleado durante la mayor parte del día, pero que ahora se volvía oscuro ocultando el sol detrás de aquellas espesas y grises nubes.

—Soy un tonto…— Bajó la cabeza al mismo tiempo que la primer gota de lluvia se estrellaba en la chamarra negra de cuero, sus mechones negros cubriendo la mitad de su rostro en un vano intento de ocultar su míseria.

Unas pisadas ligeras se escucharon en el piso haciendo crujir las hojas secas de los árboles en cada paso.

—Hola bonito.— Esa voz aterciopelada que tan bien conocía llegó a sus oídos, inundando estos con el dulce tono que le erizó los vellos del cuerpo, sorprendiéndose por esa repentina reacción.

—J-Jaebeom hyung…— Su voz salió como un balbuceo bajo y torpe, abofeteándose mentalmente cuando se dió cuenta de su reacción tan estúpida e inusual, —¿Qué haces aquí?

Jaebeom sonrío de medio lado, sus ojos brillando de forma tan hermosa que Youngjae olvidó como respirar por unos instantes.

—¿Qué más? Vine por ti para ir a dar un paseo. Vamos.

Tomó su muñeca y lo levantó de la banca, las nubes espesándose más en el cielo, soltando una ligera llovizna que se estrellaba en el cuero de su chaqueta y en el suéter azul de Jaebeom.

Youngjae no se pudo negar. No cuando el toque de Jaebeom sobre su muñeca se sentía tan correcto y cálido, incluso si estaba por encima del cuero de su chamarra.

Jaebeom era su hyung más querido. Habían crecido prácticamente juntos y el mayor siempre había estado a su lado cuidándolo cuando más lo necesitaba. Lamentablemente su hyung había sido el primer amigo cercano que la egoísta de su ex novia le había pedido alejar, poniendo como excusa que la cercanía y complicidad que había entre ambos en algún momento se podría confundir con otra cosa y eso no sería “bueno para su reputación.” Youngjae le había hecho caso como muchas otras veces, creando una barrera entre ellos que Jaebeom se había dedicado a respetar, manteniendo su distancia. Pero ahora ahí estaba de nuevo, con la misma sonrisa que siempre le había dedicado, como si no hubiera pasado nada, como si nunca se hubieran distanciado.

—Toma.— Parpadeó cuando el brazo extendido de Jaebeom le ofrecía el casco negro con líneas verdes resaltando en los costados de este. Observó el casco y a Jaebeom, moviendo su mirada de uno a otro sin saber que hacer realmente.

¿Estaba bien que fuera con él? ¿Así nada más sin explicaciones ni nada?

Jaebeom merecía que al menos le diera una disculpa por todos esos meses de ausencia, meses en los que Youngjae se dedicaba a ignorarlo como si no existiera, pasando de largo y evitando encontrarse con su mirada dolida en los pasillos de la universidad, todo por mantener una relación que nada más a él le interesaba.

Ride Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon