chapter forty-eight

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-Muy bien, vamos a ver qué estamos leyendo- anunció Renata a los tres antes de abrir la portada de Cuentos infantiles y domésticos -Ah, ¿qué tal el Príncipe Rana?

Neville se adelantó para ver mejor las ilustraciones antes de animarse a aceptar que era su selección. Ron refunfuñó algo porque quería una historia diferente, pero Renata les dijo que todos tendrían la oportunidad de elegir.

Cuando empezó a leer, comenzó con sus voces tontas que hacían que cada uno de ellos se riera al tratar de imitarla, llamando la atención de James lejos de la cocina. Venía a decirles que la comida estaba lista, pero pudo ver lo concentrados que estaban todos en el cuento que no se molestó en interrumpir. En su lugar, se dirigió al sofá, sentándose tranquilamente para escuchar también la historia.

Por supuesto, en varias ocasiones, Renata se dedicó a cambiar las palabras de la escena para tener una excusa para hacer cosquillas a uno de los chicos, o les hacía un agarre para darles un pequeño susto. En un momento dado, al saltar sobre Ron, hizo saltar a James que no se lo esperaba. Se giró para mirar por encima de su hombro y ver a James intentando serenarse y parecer despreocupado.

-Ni siquiera sabía que estabas ahí detrás- se rió -¿te he asustado?

-No- respondió James demasiado rápido -sólo tuve un espasmo muscular en la pierna.

Mientras Renata sacudía la cabeza con una sonrisa cómplice, vio cómo los ojos de James bajaban hacia donde Harry estaba sentado en su regazo. Volvió a mirar hacia abajo para ver que Harry estaba levantando el libro más cerca de su cara para ver mejor las fotos. James frunció el ceño cuando le explicó a Renata que parecía ser una maldición de los Potter que todos los varones estuvieran dotados de pelo desordenado y mala vista.

-No es tan grave, señor... James- se corrigió, ganándose una sonrisa de James cuando éste captó su desliz -Sabes, si acaba poniéndose gafas ahora, podría corregir el problema para no tener que usarlas más adelante.

-Sí, mi madre decía lo mismo de mí- dijo James antes de señalar sus propios ojos -te lo digo, Ren, es una maldición Potter.

-Bueno, veamos qué dicen los profesionales antes de culpar a una maldición de Potter- dijo Renata -¿quién sabe? Además, ¿por qué tu familia estaría maldita con el pelo revuelto y la mala vista?

James se encogió de hombros -Supongo que teníamos que tener nuestros defectos de alguna manera ya que somos increíbles en todos los demás aspectos.

Definitivamente parecía que la confianza de James no había sufrido ningún tipo de golpe por la visita de Alcina, ya que le mostró una sonrisa descarada y un guiño detrás de sus marcos. Ella volvió a negar con la cabeza antes de volver a centrar su atención en el libro. Inconscientemente, mientras pasaba las páginas, pasó sus dedos ligeramente por el desordenado cabello de Harry, con una sonrisa en su rostro que la llevó a un estado de relajación también.

Con toda la atención puesta en Harry, Ron y Neville parecían querer entrar en acción cuando Neville agarró una de las manos de Renata y la puso sobre su cabeza.



Mientras James veía cómo se desarrollaba la escena en la que los tres chicos prácticamente se peleaban para que Renata jugara con su pelo, James no pudo evitar sentirse mal por Neville. Mientras que Ron tenía a su madre y a su padre en casa, y Harry tenía a James y a Renata para cuidar de él, realmente quedaba en manos de Augusta cuidar de Neville. James no dudaba de que Augusta le mostraba amor a Neville, pero probablemente no era nada parecido a lo que Frank y Alice le habían mostrado mientras todos habían estado escondidos.

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