Por supuesto esto era imposible, él no lo conocía más allá de los detalles más evidentes proporcionados por su hermana y algunos otros salidos de sus propias deducciones, sin embargo, cuando lo vio en la tienda de comestibles revisando el contenido neto de una lata de vegetales en conserva, casi pensó que de alguna manera lo había llamado con su mente hasta que logró que se cruzaran.

A veces su cerebro trabajaba muy a prisa y en direcciones insospechadas.

De todas formas, durante este nuevo encuentro él estaba una vez más con Skylar, quien parecía muy desesperada por encontrar algunas calabazas que no estuvieran malas en las cajas de vegetales.

Ellos solían hacer la compra en un mercado que se ponías todos los fines de semana en las afueras de la ciudad, donde todos los productos, además de ser de buena calidad, también estaban a mejores precios que en supermercado. El problema era que para ir tenías que levantarte temprano porque a las doce del día, por lo regular, ya se había acabado todo y los puestos comenzaban a levantarse.

Ese fin de semana, después de varias jornadas interminables, se despertaron demasiado tarde para ir y tuvieron que conformarse con comprar en el supermercado más cercano, lo cual derivó en aquel improbable cruce de caminos.

—¿Que nos hace falta? —preguntó ella, tratando de ver la lista de compras que llevaba en la mano. Skylar esperó un momento la respuesta, pero cuando levantó la vista se dio cuenta que Donovan tenía la cabeza en otro lado—. Eh Don, hazme caso ¿Que estas mirando?

Poniéndose de puntillas echó un vistazo al otro lado de los estantes de fruta. Con el ceño fruncido, escaneando el lugar hasta que se detuvo sobre la conocida espalda de James, quien ya había conseguido lo que necesitaba y caminaba tranquilo rumbo a su siguiente objetivo.

—¿Ese no es uno de los chicos de Ciencias del deporte? —dijo, recargándose en él para mantener el equilibrio, mientras sus tobillos hacían un esfuerzo por sostenerla. Skylar tenía una estatura apenas por debajo del promedio, pero se sentía muy pequeña a su lado—. El famoso James.

Donovan no pudo evitar mirarla, ella volvió a colocar los talones sobre el suelo.

—¿Lo conoces? —preguntó el chico, de inmediato, preguntándose por qué no lo mencionó cuando estaban practicando unos días atrás.

—Más o menos —dijo ella encogiéndose de hombros—. He oído algunos rumores sobre él.

—¿Qué tipo de rumores? —Ni siquiera trató de fingir que no estaba interesado en el asunto, pero eso no sorprendió a Skylar, lo conocía lo suficiente como para saber que no era el tipo de persona que se andaba con rodeos.

—Tiene muchos seguidores, es guapo y sus padres tiene mucha plata —dijo quitándole la lista de las manos—. Además es gay y está en la facultad de deportes, eso es muy raro, no hay muchos chicos gays por ahí, así que no me sorprende que todo el mundo lo conozca —ella continuó buscando entre la sección de frutas y verduras la siguiente cosa en la lista. Su tono de voz sonaba un poco aburrido, ella odiaba los chismorreos sin gracia y probablemente este entraba en esa categoría. Ya podía imaginarla preguntándole a la gente: ¿Y qué más? ¿Hay algún plot twist en esta historia?

Debió sentirse decepcionada al darse cuenta que no lo había.

—¿Tienes amigos en Deportes? —Donovan sabía que Skylar era sociable por naturaleza, gracias a eso constantemente estaba enterándose de los chismes de la escuela. Era una base de datos andante, a ella le gustaba decir que era una chica con recursos.

—Sí, algunos, Mario es de ahí, y también Jane y Frida —comentó, restándole importancia al asunto—. Frida me dijo que ha visto que lo tratan mal en su clase, sobre todo los hombres —agregó—. Hace unas semanas algunos de ellos lo encerraron en los baños y le cortaron el cabello. El asunto llegó hasta los directivos y un par de alumnos fueron expulsados, otros solo están suspendidos, creo que eso ya te lo había contado —dijo. Su voz sonó como un suspiro, parecía compadecer a James.

El destino de las estrellasWhere stories live. Discover now