-¡RARA! Siento que tratas de mantenerte distante y es frustrante porque no sé porque- exclamó él desesperándose por la falta de una respuesta concreta y real.

-Y por esa razón no eres de Ravenclaw, amigo mío. No quiero hablar de eso ahora pero si quieres una explicación solo puedo decirte que ni tú necesitas de mi oxigeno para respirar, ni yo del tuyo. Así que no te preocupes por que yo esté distante, preocúpate por tu juicio el cual va a ser mañana, buenas noches y descansa- entre a la habitación con las chicas dejando al azabache con la palabra en la boca.

Al entrar Her me miro con los brazos cruzados.

-¿Que pasa con ustedes dos?- pregunto ella analizándome con la mirada y apuntándome con sus dedo índice -Había muchísima química entre ustedes.

-El día de la última prueba Cho Chang le pregunto a él que éramos y le dijo que solo éramos amigos y que no sentía nada por mí ni yo por él- respondí sin mirarla, tenía mi vista en un libro de ella mientras me encogía de hombros.

-¿Es enserio? Harry de verdad que puede ser idiota aveces, yo creí que ya no...- la interrumpí.

-¿Ya no que?- inquirí al fin mirándola.

-Cuando empezó 4 año a Harry le gustaba ella- una voz masculina no le dejo terminar su oración.

-Antes de invitarte a ti al baile intento invitarla a ella pero lo rechazó- habló Fred parado en la puerta.

-¿Y tú qué haces aquí?- intente cambiar el tema para que no se notara lo mucho que mi ego fue herido, fui su segunda opción, increíble, cada vez Potter me sorprende más.

-Los chismes de las niñas siempre son más interesantes que los de los chicos, pero ya me voy- cerro la puerta y se fue con una sonrisa angelical en el rostro. Como si su comentario no me hubiera apretado el pecho y revuelto el estómago.

Her y yo nos acostamos, Ginny ya estaba dormida
Mi mente no dejaba de repetirme lo mismo "El solo jugó contigo", "No le gustabas", "Solo fuiste su segunda opción".

La mente es extraña, aveces cura y aveces daña. Totalmente cierta esa frase, vaya que mi cabeza me estaba matando a mi misma.

Decidí bajar a tomar un vaso de agua, esperaba no encontrarme con nadie, no estaba de humor para hablar.

Mientras bebía de mi vaso alguien una voz masculina me saco de mis pensamientos poniéndome nerviosa al instante.

-¿Insomnio?- preguntó el padrino de Potter detrás de mi.

-Oh si, ya sabe, la mente y su poder- dije con una media sonrisa.

-La mente es muy poderosa, tanto que da miedo- respondió sirviéndose un poco de té -¿gustas?- me ofreció tal bebida pero me negué -A mi ahijado lo debes tener ahogado en sus pensamientos, la forma en la que te mira lo dice todo- dijo el dándole un sorbo a su taza.

-Oh no- reí nerviosamente -A él le gusta otra chica, solo somos amigos- solté con una sonrisa falsa, no entendía porque me sentía así, según yo no me gustaba.

-¿Eso te dijo el?- negué con la cabeza y antes de que me dejara decir una palabra él continuó -Pues si no te lo dijo él, no es seguro. El amor joven es muy complicado.

Escupí un poco el agua ante tal comentario, ¿amor? Si me parecía lindo, me hacía sentir nerviosa, la tonalidad de azules en su mirada podían escavar dentro de mi alma sin ningún problema y su sonrisa estaba tallada en mi memoria como un fino tatuaje. Pero eso no era amor, yo... nunca había sentido "amor" por nadie más que mi abuelo, ese es un amor diferente, no cuenta. ¿Amor por Potter? No, no... y no.

Mariposas negras +18 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora