Desperté en un hospital, no recordaba nada de lo que había pasado. Kris estaba a mi lado, durmiendo. Encontré un pequeño reloj digital debajo de una antigua televisión la cual estaba encima de una cómoda en la pared del frente, era casi medianoche. Un doctor entró y le hice un gesto con la mano para que mantuviera el silencio, y señalé a Kris para que viera que estaba durmiendo. Se puso a mi lado, amablemente hablaba bajito para no despertarlo. Me dijo que en cuanto Kris despertara podíamos irnos, pero que tendría que tomar unos relajantes cada 24h y durante tres días. Le pregunté que qué me pasó y él simplemente me dijo que caí por un pequeño barranco y que me dí un buen golpe en la cabeza y en las costillas, pero aclarándome que ahora estaba como una rosa. El doctor se fue silenciosamente, mientras lo hacía le agradecía lo que había hecho por mí. Unos minutos después, Kris empezaba a despertarse.
-Kris... lo siento... rompí y manché la ropa que me diste, encima parecí una secretaria tonta delante de tu amiga Ross... -Me miré las manos avergonzada.
-Eso no me importa, lo único importante para mí eres tú. -Guardó unos segundos de silencio- ¿Cuándo te dan el alta?
-Me dijeron que podíamos ir a buscarla en cuanto te despertaras. -Sonreí suavemente.
-Pues entonces, vayámonos... Quiero decirte algo importante.
En silencio nos fuimos de aquel hospital y me llevó a lo que considerábamos nuestra casa. Me llevó por unos pasillos que nunca había visto ya que estaban detrás de una puerta. Llegamos a un enorme jardín, lleno de flores de todos los colores, había hasta un pequeño huerto y algunas variedades más de plantas que no conocía. Había un par de bancos de madera, parecían sacados de otro siglo, y nos sentamos en estos. Tenía un techo transparente, el cual dejaba ver todas las estrellas y la luz de la luna, la cual nos iluminaba.
-____, sé que puede que parezca un poco temprano, pero... Necesito decirlo. Puedes marcharte cuando quieras y quiero que sepas que tu puesto será permanente a pesar de la respuesta que me des, ¿está bien? -Asentí. Parecía preocupado, no sabía sobre que podía ser el tema tratado, aunque realmente me daba igual, solo quería estar junto a él...
-¿Kris? -Estaba bastante inquieto al ver que no decía nada. Puse mis manos encima de sus manos que se entrelazaban entre sí, quería darle todo mi apoyo. Suspiró para dar comienzo a sus palabras.
-____, cuando Ross me dijo que iba a casarse con ese hombre se me rompió el corazón, pero no podía hacer nada... En cambio, tú lloraste por mí y encima te hiciste daño por mi culpa... Desde el momento que te vi en la calle sabía que eras especial, tenías valor, un enorme y fuerte corazón que a pesar de todo lo que has pasado mantienes tu sonrisa. Quiero decirte que: te quiero, quiero que te levantes a mi lado con una sonrisa la cual calme el dolor y la presión de mi corazón. Soy un hombre sensible, pero tengo una fortaleza de hierro que impide entrar a los demás. Quiero que seas aquella que piense en las aburridas horas de trabajo y aquella que me da esperanza para acabar cuanto antes para poder estar contigo aunque sea para hablar; escuchar tu voz es más fuerte que el canto de cualquier sirena, más fuerte que una flecha de Cupido... Supongo que no quería verlo, pero me abriste los ojos, el corazón y llegaste hasta lo más profundo de mi alma... Pero no puedo decirte mucho más, porque tengo tantos sentimientos que no podría expresarlos todos con las pocas palabras que hay en el diccionario... Tan solo puedo decirte que te quiero... ¿Podrás corres-- -No le dejé acabar, no sabía que decirle; sentía lo mismo por él, parecía un sueño. No se me ocurrió otra forma de demostrarle lo que siento que con pequeño beso en sus perfectos labios. Me separé unos centímetros de él y mantuve la distancia. Esta vez fue él el que se acercó y me besó hasta que nos quedamos sin aliento.
Los siguientes días fueron extraños, pero extremadamente dulces. Empezamos con pequeños besos y horas después ya pasó el traslado de mi habitación a la suya. Era una sensación preciosa la de despertarse apoyada en su pecho mientras te rodea con sus brazos... Aunque era diferente, se me iluminaba una sonrisa cada vez que le veía y siempre pensa
