Jade

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A veces me pregunto la razón por la cual cada bocanada de oxígeno que tomo es dada por la tierra, no me debe nada, la vida que en ella fue infundada y prosperó ni siquiera es seguro que fuera según su designio.

Moralmente hablando, pues, no tengo moral, hace mucho perdí la inocencia para reclamarla y la convicción para ejercerla; en el ámbito académico podría darme méritos, pero dudo que tal constructo meramente humano para la formación de obreros eficientes dentro de las maquinas devora recursos de la industria sea algo que a la tierra le parezca de importancia; en el ámbito físico, no sabría yo si jactarme de belleza o la rotunda falta de ella, si retratarme como hábil por mi manejo en el combate o débil por mi complexión, igualmente de poco vale para la tierra que ha visto miles de humanos sanos y vigorosos, tal vez lo mejor que tengo para comentarle sea que aún no moriré; si de hazañas se trata, he cometido pocas y con gran deshonra, con una obra así la tierra preferiría cerrar el telón; y para terminar tendríamos mi actitud de vida, para con la vida, y por la vida.

Lo ve como el punto que la tierra quiere demostrar, no regalaría vida a seres que no la vayan a retribuir, ¿no es así? Todo tiene un precio, un costo, una reacción, la vida misma tiene a la muerte, la destrucción, el cambio, y el resto de leyes de la termodinámica que gente con más tiempo que yo están dispuestas a citar; nada es dado sin consecuencia, y la mayoría del tiempo, la muerte no es consecuencia suficiente para la vida.

Entonces, ¿qué verá en mí? Aquella tierra que camino y me protege del frío de lo desconocido, ¿habrá algo que espere de mí? ¿Confiará en mí? ¿Pelearé por mí? ¿No perderá la fe en mí? Tal vez sea como una madre, amable y gentil, dispuesta al perdón, predispuesta al amor e inmensa para confortar; y también es posible que los perros hayan evolucionado de los hipocampos y que en 20 años tengamos que mantenerlos en peceras.

La tierra es despiadada, impasible, absoluta en sus decisiones e incansable en su movimiento, detenerse por el llanto de una rosa no tendría sentido para una montaña, mucho menos para un planeta, no veo a la tierra si no como una apostadora, pensando en su supervivencia y usándonos para perpetuarla como un jugador experto sopesando que hacer con el giro de tuerca en su baraja.

Si la tierra nos mantiene, es por qué nos usa, y si nos usa es por qué podemos vivir, no creo que la tierra acepte ninguna excusa que le diga sobre por qué merezco respirar, en principio porque no las tengo, es más, quisiera replantearle mi existencia para que me dejara terminarla a la brevedad posible y saltándonos la burocracia, pero ella me quiere viva, aún vivo así que debo hacer algo para su fin.

Por eso no me sorprende quedarme ya sin rumbo, haber perdido todo y solo tenerme a mí misma y uno que otro objetivo que solo enmascaran el vacío de no saber vivir, se bien que eso es lo que me espera, aun cuando logre mi libertad o equilibrio o poder o autonomía o venganza, mi piel seguirá funcionando como una cascara de porcelana que tapa el polvo y las telarañas; pero la tierra exige el pago por los átomos de mi carne y el espacio de mis hogares y la luz de mis ojos, para cobrarlo me necesita viva, y aunque sea una forma cruel de vivir, yo espero el día para pagarlo y poder morir sabiendo que dependieron de mí.

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⏰ Last updated: Feb 21, 2021 ⏰

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Interludio de JadeWhere stories live. Discover now