Una silueta en la oscuridad

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Hola! Os doy la bienvenida a mi primer relato! Me llamo Yaiza, soy española y he decidido darme una oportunidad como escritora para compartir con todo aquel que guste, las historias que se me pasen por la cabeza. Tú, querido lector que ha entrado a este relato, espero que te agrade y disfrutes tanto como lo hago yo cada vez que leo un buen fanfic :)

League of legends y sus personajes no me pertenecen!

Créditos de las imágenes a sus respectivos autores.

Disfruta, muchas gracias <3





"La vida está llena de encuentros fortuitos...algunos nos cambian, otros nos acompañan por el resto de nuestras vidas... y otros, nos marcan en lo más profundo de nuestro ser"


El general del pequeño pelotón me despide con la mano mientras me encamino al centro de la ciudad, dispuesta a gastarme en buena bebida parte de la paga que obtuve después de la última misión. Según nos informaron días atrás, parece que a los cobardes demacianos se les ocurrió la fantástica idea de intentar hacerse con las aldeas agrícolas que poseemos en Trevale... estúpidos. En menos de dos días no quedaba ni uno, los cuervos se dieron un buen festín.

Un soldado raso me habló de una taberna escondida en uno de los niveles del subsuelo de los barrios bajos de la capital, asegurándome que aquí encontraría el nuevo brebaje del que todo el mundo habla últimamente, pero que pocos han tenido la suerte (o la desgracia) de saborear en sus jarras. Destilada de una extraña sustancia proveniente de los bajos fondos de Zaun, sin duda, prometía. También me recomendó que no la probase, que eso no podía ser nada bueno, pero todo lo bueno tiende a ser jodidamente aburrido.

Doblo el tercer callejón tras atravesar un puente añejo y desgastado y me topo con el elevador que me llevará directo a la calle de la taberna. Dos tipos con capuchas de cuero parecen estar esperándolo también y tuercen el gesto hacia mí, escudriñándome, quizá con el objetivo de robarme o a saber qué, pero mis preciosas pistolas y mi gran espada los disuaden de buena gana.

La bajada en el elevador es bastante incómoda, apenas hay espacio y la peste a sudor proveniente de estos dos hace que me den ganas de bajarlos anticipadamente de una patada. Salgo en cuanto las puertas se abren y tomo dirección norte.

Noto que estoy cerca de mi destino cuando empiezo a ver a algunos borrachos por el suelo, intentando levantarse sin éxito. Como supuse, me encuentro con la susodicha taberna unos metros más adelante. La entrada es pequeña, una puerta angosta roída por la podredumbre que da paso a una sala poco iluminada adornada con diversas armas propias de la nación. Hay más gente de la que creí que habría en un lugar tan escondido, las mesas están en su mayoría ocupadas y el ambiente es bastante ruidoso.

Varias miradas se posan en mi mientras me encamino a la barra, algunas parecen reconocerme y las desvían rápidamente en un penoso intento de hacerse invisibles ante mí. Aunque siempre intento mantener mi identidad lo más oculta posible, no paso desapercibida dentro de las filas del ejército.

- Buenas, preciosa. ¿Qué te pongo? – El corpulento tabernero me mira de arriba abajo con una mirada lasciva, me dan ganas de borrarle esa sonrisa asquerosa a balazos.

- Vengo a probar la famosa bebida de la que todo el mundo habla. – Me apoyo sobre la barra apretando los puños en un vano intento de conseguir la paciencia que me falta.

- Mm... no sé princesita, creo que quizá es un poco fuerte para ti, no me gustaría tener que cargar contigo cuando ya no distingas el arriba del abajo.

No le da tiempo a reaccionar cuando en un instante le agarro de la camisa y le apoyo mi imponente pistola en la quijada, soltando un bufido de hastío.

- ¿Quieres que la princesita te meta una bala en la cabecita? – Acerco mi cara a la suya y presiono mi arma aún más contra su piel. – Ponme la jodida bebida y cierra esa bocaza repugnante. – Lo empujo alejándolo de mí y guardo mi pistola, satisfecha al ver miedo en sus ojos.

Una silueta en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora