[24%] - La excusa perfecta

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Mallory se acomodó mejor el portátil sobre los muslos y trató de estirar el cuello y los hombros sin moverse excesivamente, pues le dolía la espalda de estar sentada contra la pared. Parpadeó repetidas veces y volvió a la tarea de completar el trabajo que debía presentar en unos días.

Al cabo de media hora comprobó la hora en la pantalla y se desesperó. Le estaba resultando especialmente tedioso y aburrido, aunque no fuese muy difícil. Es por eso que su nivel de interés estaba decayendo en picado. Estiró los brazos hacia delante y echó una ojeada por el estrecho hall de la sala del edificio. Pese a estar en época de exámenes parciales, el hall solo contaba con la presencia de un par de personas más, además de la gente que entraba y salía de la sala de estudio, o que iba a comprar comida de la máquina.

Mallory ni se había molestado en comprobar si había sitios libres dentro de la sala, prefería estar a solas, y especialmente en esas fechas la sala de estudio no es que fuera un buen ejemplo de silencio. Por ello, el hall, menos poblado, le resultaba más cómodo. Aunque su espalda y su culo no opinaran lo mismo.

Una mano repiqueteó en el borde superior de la pantalla de su portátil. Mallory levantó la cabeza sorprendida y se encontró con la cara del chico kitkat.

-¿Qué haces aquí? – Preguntó Luke, mordiéndose el piercing al acabar la frase. ¿Es que este chico no puede dejar de hacer eso ni durante cinco segundos?

-Acabar un trabajo.

-¿Aquí? – Luke alzó las cejas y se puso erguido - ¿por qué no en la sala de estudio?

-Me gusta más aquí – Mallory se encogió de hombros, como indicando que su falta de coherencia le daba igual.

Luke puso una mueca confundida y se pasó una mano por el pelo.

-Bueno, te dejo con tu trabajo. Ya nos veremos – hizo un gesto con la mano y se alejó, entrando por la puerta de la sala de estudio y privando a Mallory de su presencia.

Mallory volvió a concentrarse en la pantalla del ordenador, pero la sonrisa mermada por el aro de metal permanecía en su retina. Luke se había acercado a hablar con ella. El chico que ni se molestó en preguntarle su nombre ni entablar conversación mientras compartían un kitkat, ahora de pronto parecía la persona más sociable del planeta. Mallory no entendía nada, y eso no le gustaba en absoluto.

Trató de concentrarse en redactar todavía con más ahínco y lo estaba haciendo muy bien hasta que apareció una notificación en la pantalla. Se le estaba acabando la batería y en pocos minutos su portátil moriría cruel y banalmente. Rebuscó en su mochila tranquilamente, pero su mano se detuvo cuando llegó al final de la bolsa y comprobó que los únicos bultos que había eran su estuche y la agenda. Depositó el portátil cerrado en el suelo y abrió completamente la mochila, aunque la parte racional de su cerebro sabía perfectamente que lo que estaba haciendo era estúpido. Sin embargo, la pequeña gota de esperanza la azuzó a sacar todo de la mochila. Y el cargador del portátil no estaba allí.

Suspiró y les mandó un whatsapp a sus amigas, por si estaban en el campus. Sin embargo, recibió una negativa de todas ellas. “Pregúntale a alguien de clase” fue la respuesta de Rebeca. Mallory se pasó la lengua por los labios, inquieta. Se le estaba agotando el tiempo y no había visto a nadie de clase en lo que llevaba de día. Eso habría sido más complicado que encontrar una aguja en un pajar, si no fuera porque una cara apareció en su mente.

Luke.

Rápidamente recogió sus cosas y se adentró en la sala de estudio.

Y sabía que lo que buscaba no era sólo un cargador, pero era la excusa perfecta.

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Os dejo en multimedia una foto que me encontré el otro día en tumblr y que me hizo pensar en esta historia jajaja :)

Sharing║ l.hemmings auWhere stories live. Discover now