38. Cuchillo al corazón

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"Quiero ser ese lugar donde escapas cuando ya no sabes dónde ir" D.S

Próximo capitulo en algunas horas o mañana. Serán 2 cap juntos.


Bianca

El tiempo se congela mientras veo el cuerpo de la gata hecho un mar de sangre tirado en el suelo. La respiración se me va de a pocos; estoy herida, tengo dolor de cabeza, quizá una infección interna y esto solo hace que mi adrenalina aumente.

Muere con la boca y ojos abiertos, se desangra como un río asqueroso en medio de la peste y fango. He visto heridas de dagas violentas muy graves pero nunca una como esta. Pareciera que su vientre explotó por dentro, que su ombligo fue acribillado al igual que sus partes íntimas y él... él solo yace frío limpiándose las manos como si esa mujer nunca hubiese sido nada en su vida.

«¿Quién eres, Adrián? ¿Quién realmente eres?»

Ni siquiera puedo parpadear, estoy acostumbrada a ver caer cadáveres ante mí pero esto hace que se me seque la boca. Se guarda el cuchillo, patea su cuerpo hasta el borde de un abismo dejándola ir, terminando con años de tortura y tormento que ahora sé que pasó a su lado.

—Levántate—ordena pedante—¿O quieres que yo lo haga por tí?

Su humor cambia de golpe, es serio y tiene cara de psicópata, el mismo hombre que llegó a mi vida hace más de tres años para asesinarme.

No hay más palabras entre nosotros, al verme cojear me toma del brazo y el contacto hace que todo el cuerpo se me erice. Quiero dejar de procesar lo sucedido, enterrarme en mis propios pensamientos de supervivencia pero parece ser inútil al seguir en amenaza.

Las bombas siguen azotando cerca, el sonido de los pasos hace que migremos hacia unas colinas rocosas al norte. El polvoreo infesta mis ojos, la tierra esparcida agudiza el dolor en mis heridas. Adrián me sujeta fuerte para rodar en medio de la nada, poco tiempo después me doy cuenta que es una reacción rápida ante un explosivo.

«¡Viva la Italia libre de mafias!»

«¡Viva!»

Todos gritan a viva voz mientras la policía se acerca por la derecha. Soldados Italianos se despliegan por todos lados, estamos rodeados con la izquierda dominada por las tropas Ricardi.

—¡Bianca!—Adrián gira mi mentón hacia él siendo objetivo—. Los vamos a matar.

En su rostro hay veneno, en el mío también. Es lo único que nos une realmente, ese peligroso deseo que nos quema, la necesidad de vengar, matar, herir. No somos almas correctas ni humanos que busquen la salvación, nacimos en el infierno y el fuego es parte de nuestra vida, dos mentes hambrientas de poder. Malo versus malo, o quizá contra uno peor.

Siento las piernas tambalear en el camino pero me aguanto. Quiero tener más fuerzas y doy hasta mis últimas reservas de energía. Me deja cubierta tras una roca gigante dándome una K19, balas y una granada que debo explotar en caso todo se vaya al carajo. Lo miro y rueda hacia otro extremo del lugar apuntando con rabia hasta que nos damos cuenta que en medio de la aparición de las fuerzas del bien, existen hombres con tatuajes de felinos infiltrados: Rusos.

Apenas exhalo empieza el tiroteo, Adrián barre con diez de una sola mientras extiendo mi mano para dispararle a los enemigos en los pies. Se me va el aire de nuevo, miro todo negro y luego vuelvo a la normalidad. Es un trauma post ataque y la guerra recién comienza.

—Vamos a follarnos tu rico culito, Bianca Simone—Smith está al mando, puedo escuchar su voz asquerosa y llena de ego.

Adrián no hace nada, solo los mira. Sí... es una trampa. Lo dicen para que reaccione ¡Ahora todo mundo sabe quién es él en realidad! ¡El mundo entero lo sabe! Sin embargo, es más inteligente.

Peligroso deseo © [2]Where stories live. Discover now