03: Plåga

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«Seis años atrás» [12 Mayo]

—¿Amaia?

Entré a tientas en mi habitación. Las cortinas estaban cerradas y las luces apagadas, había pasado toda la tarde buscándola luego de que desapareciera de la escuela.

Escuché como sorbió de la nariz, lo que me dio la confianza de entrar del todo en mi habitación. Cerré la puerta detrás de mí, asegurándola, antes de encender la luz.

Vi a mi amiga sentada en el suelo, en un rincón de mi habitación mientras se abrazaba con fuerza las rodillas, su rostro oculto por su cabello y por sus piernas. Me acerqué con cuidado, esforzándome en no tocarla cuando me senté a su lado.

—¿Quieres que te abrace?—le pregunté en un susurro.

Amaia asintió pero no se movió. La rodeé con mis brazos con rapidez, el cuerpo de mi amiga siguió rígido mientras lloraba, ahogando sus sollozos contra la tela del jean.

No dije nada, ni traté de reconfortarla con caricias, la había acompañado muchas veces como para saber que ella no necesitaba nada más que sentir el apoyo de alguien.

Ella quería dejar de sentirse abandonada, la entendía en eso.

Cada sollozo ahogado que escapaba de la presión que ella ejercía contra sus piernas me apretaba el pecho y me nublaba la vista por las lágrimas. Porque Amaia siempre se mostraba fuerte, valiente y temeraria pero yo conocía bien a la faceta que ella escondía de los demás y que solo salía en las noches.

Pasaron varios minutos antes de que ella se tranquilizara, para que las lágrimas en sus ojos se acabaran y tuviera la fuerza suficiente para apartar el rostro de sus piernas. En cuanto lo hizo aguante un jadeo.

—Si te sorprende esto—su voz se escuchaba ronca—, es porque todavía no ves el resto.

No le dije nada porque no tenía palabras para reconfortarla. No cuando ni siquiera sabía cómo abordar el tema sin que ambas termináramos en llanto.

—Hice todo lo que me pidió y aun así no fue suficiente.

Apreté los labios con fuerza para no ponerme a llorar. Amaia necesitaba que alguien demostrara fortaleza por ella, se... lo debía después de todo lo que ella hacía por mí.

—Incluso cuando lo único que quería era huir de ahí—la voz se le quebró—, me esforcé en ser tan complaciente como quería. ¿Hice algo malo sin darme cuenta?

—Sabes que no es tu culpa—le aseguré en un susurro.

Amaia soltó un suspiro y bajó las piernas, no se me escapó la mueca de dolor que hizo pero no lo mencioné. ¿Para qué hacerlo?, me daba una idea bastante clara de lo que ocultaba la tela.

Me lastimaba verla así, era... No podía creer que una mujer sometiera a consciencia a su hija a un infierno como ese para conseguir un dinero que no le hacía falta porque su esposo era bastante adinerado.

Amaia sorbió por su nariz y recostó su cabeza en mi hombro, sentí la calidez de su mejilla colándose a través de la delgada tela de la blusa como acido en mi piel, pero me obligué a quedarme quieta porque ella me necesitaba.

Además era ella. Era solo Amaia.

—Todo mejorará, Amaia—aseguré esperando con cada célula de mi cuerpo que fuera verdad—, en cuanto termines la universidad podrás irte tan lejos de ella como sea posible.

JAQUE: El Perverso Juego del Rey [+21]Where stories live. Discover now