Epílogo

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España corrió como alma que se lleva el diablo al enterarse de que su amada y actual esposa  Tahuantinsuyo estaba dando a luz a su hijo, no le importó su deber como emperador, entró a la sala tan rápido como pudo y vio a un lindo bebé acostado al lado de su mujer.
- es tan hermoso como tu mi princesa- dijo mientras miraba esos hermosos ojos dorados del pequeño.-  puedo cargarlo un momento? - dijo España nervioso aunque trataba de disimular.
- eso no se pregunta - contestó Tahuantinsuyo con una dulce voz mientras entregaba al bebé.
España al recibirlo sintió ese pequeño escalofrío, no importaba cuantas veces tenía que presenciar el nacimiento de sus hijos, siempre lo sentía como el primero y eso le encantaba, estaba tan concentrado en mimar a su hijo que no se dio cuenta del  guardia que anunciaba la llegada del sacerdote.
- su majestad no quiero interrumpir este hermoso momento pero tenemos que ponerle el amuleto.- amuleto?? España frunció el ceño hasta que volteo y se dio cuenta de quien era el que le hablaba.- no puede ser más tarde?, estoy con mi familia.- replico un poco molesto pero este un poco intimidado le respondió.- su majestad no quiero desobedecerlo pero tenemos que hacerlo ahora.- España solo dio un pequeño suspiro y respondió de manera cortante.-bien... pasen.-no se hizo esperar, de inmediato trajeron un pequeño cofre bañado en oro y tras este una especie de cuna echo con las sedas mas hermosas y suaves del mundo, colocaron al pequeño en esa camita y abrieron el cofre, se podía apreciar un hermoso amuleto dorado y se lo pusieron esperando un poco con la esperanza de que este brillara pero no fue así.
-Ahora lo entiendes? no va a brillar y no quiero exponer a mi hijo en peligros. - dijo molesto España.-Su majestad yo tengo esa pequeña esperanza de que está vez brillara, por favor solo un poco más.- dijo aquel sacerdote un poco esperanzado por su presentimiento.- No, esto es una barbari...-esa pequeña discusión fue interrumpida por Tahuantinsuyo que emocionada empezó a hablar en quechua bendiciendo a los dioses Viracocha y Pachamama.- mi princesa que pasa?.- dijo España un poco confundido y asustado.-¡¡ el collar!!.- dijo entusiasmada.- ¡¡¡¡está bri-brillando!!!!.- España y el sacerdote voltearon como exorcistas  en dirección al bebé y vieron como el amuleto tenía un brillo un poco bajo y poco a poco empezaba a agarrar mas fuerza, sin duda fue algo hermoso de presenciar, España cayó rendido al piso al ver como ese hermoso bebé iba a cambiar el mundo, estaba tan feliz que no podía ni siquiera hablar, se levantó como pudo y le dio un largo beso a su esposa, después, abrazó al sacerdote tan fuerte que este casi se desmaya pero no importaba porque ese bebé ese pequeño y tierno bebé era el elegido que cambiaría la historia, unos minutos después aquel el amuleto dejó de brillar así que con mucho cuidado se lo quitaron al bebé y lo guardaron en el pequeño cofre, le pusieron su ropita y lo dejaron al lado de su madre para que descansara, vaya vida que le esperaba.

por otro lado en el reino de  Imperio Español tras una noticia muy inesperada ya se estaba dando un plan para robar al elegido y así tener el poder, o parte de ello, porque para que pueda ser el rey más poderoso se necesitaba a otros 3 muchachos de los continentes enemigos pero eso era lo de menos, ahora se conformaría con lo que estaba a su alcance, aunque significaría rebajarse al nivel de su despreciable hijo y nieto.
- entonces eso es lo que haremos amo.- esa frase lo hizo volver a la realidad.- genial, no saben cuanto me voy a divertir -  dijo que una manera sádica Imperio mientras comenzaba a reír. - amo si me permite iré a preparar todo lo necesario para ejecutar el plan.- dijo aquel guardia con un poco de miedo, a veces era mejor alejarse de el cuando estaba de esa manera, podía ser muy peligroso.- Ve y asegúrate de que todo salga bien, porque de no ser así te cortaré la cabeza y espera que tomes las mejores...


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