Capítulo 5: No me dejes solo

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Se sentó lentamente en la silla de su maestro, con el rostro desfigurado por la sorpresa, tratando de reordenar sus pensamientos y entender lo qué ocurría. Ritsu y Hanazawa tomaron cada uno un boleto.

—Son entradas al parque de diversiones—observó Ritsu buscándole sentido a la situación.

—El maestro Reigen quería llevarme allí. Era una sorpresa.

<<¿Un paseo al parque de diversiones? ¿Qué tipo de planes tenía Reigen?>> Ritsu fruncía el seño ante el papel de colores llamativos.

—Kageyama-kun—se dirigió hacia él el rubio—, tendrás que explicarnos qué ocurre.

Alzó la vista hacia sus amigos que esperaban expectantes una respuesta. Ya se sentía menos ansioso.

—Hace un momento soñé que estaba en un lugar oscuro lleno de espíritus malignos que no se acercaban a mi, no sé por qué. Vi a un grupo que parecía devorar algo y cuando me acerqué... Era el maestro Reigen. Él me dijo que buscara los boletos y sabría si era un sueño.

—No comprendo, hermano. ¿Cómo es que encontrar esto te ayudará a entender tu sueño?

—Porque Kageyama-kun no sabía de los boletos, ¿verdad?

El azabache asintió.

—Es porque Shigeo no estaba soñando—intervino Hoyuelo ubicándose en el medio—. Se encontraba en su forma astral y fue a algún lugar.

Todos se vieron entre sí, asombrados.

—Veamos si estoy entendiendo—intervino Hanazawa—. Kageyama-kun tiene la habilidad de la proyección astral y contactó con Reigen en algún lugar. Pero, ¿cómo sabes que está vivo?

—Cuando traté de tocar su mano, no pude. Creí que él era un espíritu—se observó la mano—, cuando en realidad yo era la figura intangible. Y el maestro no se sentía como un espíritu...

—¿Por qué no lo intentas de nuevo, Kageyama?

Mob asintió a Serizawa y cerró los ojos dejándose caer hacia atrás en la silla. Para los otros tres espers, sería la primera vez viendo la forma astral de Kageyama Shigeo, quien los observaba flotando sobre sus cabezas. Aquella figura brillante deambuló un rato por la habitación antes de regresar al cuerpo inconsciente del azabache.

—No lo encontré—respondió al abrir los ojos.

—Primero debemos deducir dónde está Reigen—intervino Hanazawa—. ¿Qué tipo de caso estaba atendiendo?

—Era el caso de las bodegas abandonadas. Al oeste de la ciudad.

—Reigen solía guardar los documentos de los casos—dijo Ritsu señalando el archivador.

—Estuve buscando los archivos, pero no los encontré.

Mob observó la computadora de Reigen que permanecía cerrada sobre el escritorio.

—El maestro Reigen guarda una copia digital de todos los casos—levantó la tapa y encendió el ordenador.

—No he podido usarlo porque no conozco la clave—admitió Serizawa avergonzado—. ¿Tú la sabes?

El azabache asintió antes de digitar la clave al ser solicitada: 0512. Hanazawa, el más próximo a él, reconoció el número. Shigeo movió el cursor en la pantalla buscando la carpeta donde, según recordaba, estaría la información del caso, y así fue. Todos se aglomeraron alrededor del chico para leer el archivo.

El lugar, una serie de bodegas que estuvieron en funcionamiento hasta hace diez años, se creía maldito. Muchos trabajadores desaparecían en extrañas circunstancias y algunos aseguraban haber visto a las sombras arrastrando a sus compañeros. Ya nadie quería trabajar o invertir en aquellas bodegas y pronto, el dueño tuvo que cerrar.

No me dejes soloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora