Tú y yo (Relato especial día de los enamorados)

Única parte.

"Por un segundo en tus brazos lo daría todo.
Por un beso de tu boca apostaría mi vida.
Por una caricia haría lo que sea.
Por tu compañía moriría.
Mi única verdad es que te amo y que me tienes atrapado.
La llave de mi corazón es tuya, por eso haz lo que quieras.
Ámame, amor mío, y no me dejes nunca.
Ámame y no digas nada más.
Ambos sabemos que somos tal para cual."

Después de un día terriblemente agotador cerrando un caso, y teniendo que lidiar con la fuerte discusión entre Carisi y Amanda en el recinto Olivia sintió todo el nerviosismo en potentes dolores que se distribuían en algunas zonas de su cuerpo. Suspiró al llegar a casa, se desató el cabello, dejó su cartera sobre el sofá, y se descalzó dejando los zapatos muy cerca a la puerta de entrada.

Se dirigió a la cocina en busca de un vaso con agua, aquella noche no tenía demasiadas ganas de cenar, lo único que quería era acostarse a dormir para poder olvidarse de todo, aunque siendo sincera aquello no era lo único que deseaba, pero no podía engañarse esperando imposibles, ya estaba harta de ello. Intentó no pensar, sentía el ardor en sus ojos propio de las lágrimas que comenzaban a acumularse buscando una salida.

Sacudió su cabeza y refregó sus ojos, bebió el último sorbo de agua y se encaminó a su habitación. Se quitó su ropa de trabajo con prisa y luego se colocó el camisón, tomó en sus manos el acolchado y la sábana para poder destenderla cuando el ruido del timbre la alertó. ¿Quién era a esa hora? ¿Quién podría necesitarla a las diez y media de la noche?

Caminó hacia la puerta y al abrirla todo su interior fue invadido por infinitas sensaciones ante la vista penetrante de ese hombre, que la estudiaba con su mirada llevando una gran sonrisa en su rostro.

—Elliot ¿Qué haces aquí?

—Me pareció buena idea cenar junto a ti tu comida favorita. —Le enseñó las cajas y una bolsa de madera que llevaba consigo— después del día horrible que tuvimos en el recinto.

—Ven, pasa. —Sonrió Olivia a modo de respuesta dejándolo entrar.

Acercándose a la mesa del living dejó todo lo que había llevado con sumo cuidado, se dio vuelta y la observó a los ojos, aún en camisón estaba terriblemente preciosa.

—Creo que puedo quererte toda la vida si adentro de esas cajas hay macarrones con queso. —Comentó Olivia bromeando mientras se dirigía a la cocina en busca de platos y vasos.

—Entonces me gané tu cariño de por vida. —Adelantó Elliot con una sonrisa mientras acomodaba todo sobre la mesa— ¡Me gane eternamente el cariño de Olivia Benson! —Festejó como si fuera un niño pequeño mientras ella no dejaba de reír.

—No festejes de antemano, debo dar aún el veredicto final. —Olivia le golpeó suavemente el hombro y se sentaron a comer.