six

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Descarrilando trenes, arrancando techos por el peso, esa nieve, esa...que nos cae encima como todo lo demás.
Nos está cayendo lo más grande y no sabemos que viene después, uno tras otro los gestos llenos de desesperanzas llenan las noticias. Ese trascurrir plácido, lento, relajante...se acabo, ahora dia tras dia, hay que levantarse despacito, en silencio y ver que ha ocurrido hoy.

Prisionera del recuerdo, preguntas y batallas breves, estoy en soledad conmigo. Lo interesante es la nostalgia, ese atrape que te lleva a noches veladas
a noches frías, a tristes noches como esta. Menuda helada que cae igual que el polvo que cala hasta el alma.
Triste quebrada voz, que en un gesto, observa desde detrás de una tupida nube, olor dulzón que desdibuja las soledades, misterio de aquella noche en la que llegué tarde cuando me senté en esa escalera.

Las enormes puertas de hierro mazizo y hielo se abren ante mí con tan solo una orden. El salón central se encuentra vacio, vacio y desierto ni tan solo un alma en pena corretea por allí.  La aguja de mis tacones choca contra el frío suelo del castillo. Los techos son altos y las ventanas enormes, a traves de una, puedo ver en lo alto del cielo una gran esfera tan brillante como si misma.
Hoy es una noche fría de luna llena.

Hace frío, mucho frío. Las temperaturas son extremadamente bajas, tanto que un humano corriente no podría sobrevivir a ellas sin la instrumeta adecuada. Hace tanto frío que: los labios se te puedes agrietas, tus manos ponerse rojas y temblar hasta la muerte. Sin embargo, ese no es mi caso. A pesar del frío que hace visto un pantalon corto de mezclilla y un top de color rojo.

Este es mi mundo.

Este es mi hogar.

Bienvenidos a Invernaliam.

Papa, ¿has solicitado mi presencia?—le pregunto una vez entro a su despacho. A su lado izquierdo esta Caroline, su secretaria.
El esta en la mesa apoyado de brazos cruazados y con una expresión que mezcla la melancolia y el dolor.—Habla ya, no me tengas en ascuas.

—Perdon, hija. Esto me esta pasando factura.—dice apunto de quebrarse. Caroline apoya su mano sobre su hombro y le da un ligero apreton mostrandole su apoyo.—Querida; entiendo que este verano haya sido complicado para ti. La muerte de tu tio y la desaparición de tu hermano nos esta quitando la vida.

Sorpresa.

Ese no es el verdadero motivo por el que odio el verano, pero si por el que odio este verano.
Mi hermano y mi tio, dos especialistas, salieron a entrenar un día de verano. A la mañana siguiente habia un ejercito por cada reino buscandolos. Encontraron el cuerpo de mi tio carbonizado pero jamas el de mi hermano.

La puerta se abrió. Mi otro hermano entro por ella de la mano de su esposa y seguido por mis primios y familiares mas cercanos. De pronto lo que pense que iba a ser una pequeña charla de padre a hija se convirtió en una reunión familia en el despacho de papa.

—Papa, habla ya.—exigio Connor, mi hermano.

El dio un suspiro carargado de ansiedad.  Chasqueo los dedos de sus manos y nos miro complacidos.

—Han encontrado el cuerpo de Ben.—confiesa. Mi corazón se congela más de lo que este lugar lo esta. La confesión que papa me deja tan.

—¿Que?

—Es decir, no es seguro. Han dado las caracteristicas y Ben encaja en todas. Mañana por la tarde Eira, Connot y yo iremos a comprobarlo.—explica papa. La indignación crece dentro de mi. Nunca había odiado tanto estar aqui.

—¡No! ¿Lo dejaremos alli hasta mañana?—le digo.

El suspira.

—Lo siento, Eira, son pruebas que necesitamos. Hace años que no veiamos un quemado...todo esto esta siendo muy extraño.—nos dice arrascandose la nuca. Su mirada perdida me indica que, el perdido es el, el y todo el mundo.

—Esto es increible.—finalizo. Salgo corriendo de ahí. Necesito alejarme del frío.

Bem y yo fuimos niños perdidos, pues el solo me tenía a mi y yo solo le tenía a el. Jugabamos cada tarde a imaginar que superamos las expectativas de papa, que el era un gran especialista y yo la mejor hada de hielo. Reiamos sin mirar el tiempo, bailabamos, llorabamos, nos enfadabamos pero siempre terminabamos perdonandonos. El se burlaba de mi, yo tambien de el, pero nos amabamos. Cada invierno recuerdo lo que vivi con el, todos nuestros planes y sueños se quedaro ahí, en aquel rincon del castillo donde me sentaba angustiada esperando a que viniera a darme un abrazo.

Me limpie las lagrimas, el me hacía tan debil.

No estaba lista a soltar esa alma perdida. No estaba lista para decirle adios a mi hermano, no despues de prometerle que siempre estariamos juntos.

Hoy en día rezo porque sigas vivo.

Shadow Frost; RivenWhere stories live. Discover now