001: Odiando san Valentín.

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Odiaba a Molly por convencerme de venir, odiaba por aceptar tener una cita a ciegas, odiaba a mi cita que jamás apareció, odiaba a las parejas que no podían soltarse como si estuvieran unidos por un chicle o nacidos juntos al nacer. Odiaba los globos de helio con mensajes cursis, y por sobretodo odiaba san Valentín. Estúpido crío con pañales.

Caminaba por las calles de Nueva York con los pies descalzos, debido a que no estaba acostumbrada a ir con tacos, podía ver a las parejas acarameladas por todas las aceras. Tanta cursilería acabaría por terminar con mi sentido común y mi vida.

No era de esas solteronas amargadas que se quejaban por estar solas un catorce de febrero y luego publicarlo en redes sociales, como si esperaran que un chico les caiga del cielo o que el bebe con pañales hiciera su magia y ¡Feliz día de los enamorados!

Patético.

Pero aquí estaba yo, arrastrando los pies, sola y con unas ganas de llegar a mi pieza, ver una maratón de Glee, acompañada de un helado gigante y galletas.

Obligué a mis pies a seguir con el trayecto, por más que me gritaran que me detuviera por un momento. Solo unos metros más, me dije mentalmente. Lo mejor en momentos de problemas y desesperación, era hablar con una misma o cantar una canción mentalmente, imaginando que estás en un vídeo clip.

Me acerqué hasta una señora que tenía un pequeño negocio de confites, pedí una Pepsi y al probar el primer sorbo, una sensación de alivio me inundo.

Avanzando hasta la esquina de la calle, esperé que el semáforo cambiara a verde, saqué el móvil de mi mochila azul. Encendí la pantalla y daban las 23:40.

Mierda.

Solo me quedaban veinte minutos, antes de que la estación de tren cerrara. Mirando de izquierda a derecha, previniendo de que un móvil me chocara, corrí hasta la otra calle.

Usain Bolt debería tenerme miedo, por que estaba corriendo a toda la velocidad que mi estado físico holgazán me lo permitía.

Solté un gran suspiro de alegría al ver que la estación de tren estaba justo frente a mi. ¡Gracias al de arriba y todos los santos! Terminé por beberme toda la soda y viendo el gran reloj del lugar, que marcaba las 23:50, me acerqué a comprar mi ticket.

Una señora de unos cincuenta años me recibió, las ojeras adornaban sus ojos verdes, claramente mostrando cansancio. Me entregó mi ticket, que era el último viaje de la noche, y sin dedicar ningún gesto de gentileza, recibí el vuelto.

Para cuando baje las escaleras, llegando al subterráneo del lugar para esperar el tren, me senté en las escaleras, abrazándome a mi mochila, ya que el frío comenzaba a colarse en mis huesos. El lugar se encontraba solitario, pero cuando observé al otro lado del andén, vi a mi ex novio. Y no estaba solo, estaba con la estúpida de Abigail Winson.

Mi ex amiga de secundaria y la amante del que alguna vez creí que fue la persona que mas quería.

Luego pasando el tiempo me di cuenta de que solo era un capricho y que Alex no significaba nada mas para mí, que un simple chico que lo quería por decirme cosas tiernas y acompañarme a ver Glee. 

De todas formas siempre supe que miraba mas de lo normal a Puck.

Pude observar como un globo de helio estaba sobre sus cabezas, las palabras de "Eres el amor de mi vida" relucían.

Iba a vomitar.

El vomito ya venía.

Podía sentirlo.

En un momento de desconcentración, la botella plástica de Pepsi que traía en mis manos, se soltó haciendo un estruendoso ruido, fue como en cámara lenta. Mi vida paso por mi mente en cuestión de segundos. Desde que aprendí a ir al baño sola, hasta este momento. Bueno quizás estaba exagerando, pero la sensación era la misma.

Alarmada por que las dos personas notaran que estaba allí, busque rápidamente con la mirada un lugar donde pudiera ocultarme. La señaletica de baño publico llamó mi atención y rápidamente me puse de pies para abrir la puerta y cerrarla con pestillo. Suspire hondo, apoyando mi frente en la puerta. 

Nadie se ha dado cuenta de tu presencia Ann, ya puedes respirar tranquila. 

—¿Qué diablos haces? — Me sobresalto el grito de una voz grave y al voltear mi rostro, mis ojos se encontraron con un trasero blanco. Un chico estaba haciendo sus necesidades frente a mi. Chillé como una niña, cubriendo con ambas manos mis ojos. 

Este día no podía ir mejor.



Bathroom | j.b | »terminada« #BieberAwardsWhere stories live. Discover now