- Dámela - le dijo Winston a Newt señalando su arma.
- No, no, no. No voy a permitirlo - dije poniéndome entre los dos.
- _______ - me llamó el chico desde el suelo - _________ por favor mírame.
Lo hice y se me paró el corazón cuando nuestros ojos se encontraron.
- Tengo que hacerlo.
Me agaché a su lado.
- Me quedaré contigo hasta el final.
- No quiero convertirme, no quiero que me veas así y si atacara yo...
- No lo harás.
- Sabes que sí.
Acaricíe su rostro con ternura.
- Te quiero - fue lo único que pude decir entre sollozos.
- Yo te quiero más - se incorporó levente y me besó la frente.
Entonces se giró hacia Minho y le dijo:
- Llévatela.
No tuve tiempo de reaccionar. Los brazos del chico me sujetaban con fuerza, demasiada para que pudiera soltarme con mis tirones.
- Minho por favor, ¡por favor! - lo último que vi antes de que desaparecieramos por la duna fue a Newt pasarle el arma a Winston.
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Grité, grité todo lo fuerte que mis pulmones me permitieron, quería que él me escuchara. Pero mi grito fue interrumpido por un disparo.
En ese momento sentí que mi mundo se derrumbaba. Caí de rodillas sombre la arena, no me importó lo mucho que quemaba, más me quemaba el corazón. Por mi boca no salió un solo sollozo, una sola palabra. La gruesa lágrima que me recorrió el rostro fue la única prueba de lo rota que estaba por dentro.
