PARTE 00

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Sus manos temblaron ligeramente mientras veía con impotencia cómo el más joven cerraba su maleta y miraba ansioso alrededor de la habitación. Le resultaba sumamente imposible tragar el nudo en su garganta, ese que comenzaba a robarle el oxígeno. Miraba frenéticamente a todos lados mientras se mantenía en el mismo sitio, a un costado de la puerta, simplemente observando mientras el otro hombre en la habitación se movía de un lado a otro.

Ni siquiera había podido conectar su mirada con la ajena. No había podido descubrir la razón de tan repentinas acciones. No tenía la menor idea de por qué estaba en esas circunstancias. Él ni siquiera entendía por qué no podía moverse. Era como si algo lo mantuviera quieto. Algo dentro de su cerebro le decía que, si se movía o hacia el menor ruido, algo podría desencadenarse sin que pudiera hacer algo después.

El sonido de un rayo en la lejanía fue suficiente como para hacer que su acompañante se detuviera abruptamente, dándole la espalda. Fueron tortuosos y largos segundos los que pasaron antes de ver cómo el hombre frente a él se acercaba a la cama y recuperaba su maleta. Sin decir nada, lo vio acercarse hasta la puerta y pasarlo sin remordimiento. Nervioso, se apresuró a seguirlo justo en el momento en el que abría la puerta principal, mostrando frente a él la tempestuosa tormenta que se había desatado más temprano y que no había cesado ni un sólo instante.

Quiso decir algo, cuestionar o simplemente quejarse, sin embargo, ese maldito nudo constriñendo su garganta le impidió hacerlo. Sintió sus ojos aguarse mientras veía difícilmente al otro dando un par de pasos al frente.

Gimió quedamente justo en el instante en el que veía al pelinegro girarse. Fue cuando sus miradas se encontraron que supo que había cometido el error de hacerse notar. Como supuso, algo había comenzado. ¿Pero qué?

Incapaz de detenerse, comenzó a avanzar con pasos inseguros hasta el momento en el que se encontró corriendo hacia la puerta, viendo cómo el otro se apresuraba hacia el auto estacionado en la entrada. Sintió el maldito nudo molestándolo nuevamente cuando finalmente consiguió pescarlo del brazo.

-Por favor...- consiguió murmurar mientras comenzaba a sentir la rompa empapada. Vio con incertidumbre cómo toda emoción abandonaba el rostro ajeno justo cuando sentía que su agarre era arrebatado- Te juro que lo haré mejor. - sorbió la nariz, sintiendo sus lágrimas siendo barridas por la lluvia- Solo, por favor...

-Deja de humillarte...- le dijo el otro, sin remordimiento en su tono- Dejó de ser divertido. - le sonrió cínicamente.

-Podremos resolverlo. - acercándose, trató de buscar los labios ajenos sólo para sentir cómo era apartado rudamente. Fue empujado a un lado cuando el pelinegro abrió la puerta del auto- Hablemos. Podemos resolverlo. Por favor...- sollozó.

-No seas patético...- le gruñó- Tan solo, déjalo.

-No te vayas. - suplicó, acercándose nuevamente- Por favor, cariño. No me dejes solo. - tomándolo de la chaqueta, intentó besarlo nuevamente solo para sentir cómo era empujado con fuerza, tanta que incluso llegó a resbalar y caer sobre el fangoso jardín, llevando consigo la delgada bufanda que colgaba del cuello del pelinegro.

-¡Maldición! - gruñó, cerrando la puerta del coche- ¿Qué demonios es lo que quieres escuchar? - bramó, viendo cómo el otro simplemente sacudía la cabeza e intentaba aferrarse a la inútil prenda.

-Te prometo que lo haré mejor, sólo dime qué hice mal...- sollozó, alzando la cabeza, conectando con su mirada.

-No hay nada que puedas hacer...- murmuró, frunciendo el ceño- Simplemente no funciona. - girándose, se acercó nuevamente al auto, abriendo la puerta.

-¿Hay alguien más? - le cuestionó con temor, aferrándose a la delgada bufanda.

-No preguntes algo de lo que no quieres conocer la respuesta, Seung Hyun. - dijo antes de entrar al coche. Apenas un par de minutos después, éste estaba saliendo del camino de entrada.

Levantándose del pasto, apenas y pudo arrastrarse al interior de la vivienda. El calor que siempre parecía haber en el interior se había escapado, escurriéndose entre las grietas, huyendo de él. Sintiéndose entumecido, consiguió llegar a la habitación que minutos antes había estado ocupando, encontrándola vacía e incolora.

Deslizándose hacia la alfombra, se acurrucó en una bola mientras sostenía firmemente la sucia y empapada bufanda. Cerrando los ojos, emitió un último sollozo antes de sentir el maldito nudo en la garganta, ahogándolo nuevamente.

-

¡Hola, bellezas! Hacia tanto tiempo que no estaba por aquí, trayéndoles algo gtop que incluso me siento nostálgica. Esta historia, digamos que es relativamente nueva, ya que aunque tendrá matices de dos historias que hace algunos años publiqué, en esta ocasión tendrá muchos cambios que espero sean bien recibidos. ¿Alguien puede adivinar a qué historias me refiero?

07/02/2021

SOMBRAS DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora