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Wanyin se enojó por eso que dijo Wei Ying, hasta se le lanzó encima gritándole y tirando de las hebras oscuras del mayor.

-¡PRINCESA ES MÁS QUE SOLO UN PERRO! ¡INSENSIBLE DE MIERDA! ¡TE VOY A MATAR! – Gritaba Jiang Cheng bastante alterado. Obviamente lo que dijo Wei Ying estaba bastante de más.

Cuando a alguien se le pierde un animal lo peor que puedes decirle es "es solo un animal, no es para tanto" porque lo que consigues es que se enoje o se ponga aún más triste, en el caso de Jiang Cheng (y su preciosa escritora), conseguías las dos.

-¡Que alguien me quite a este loco! – Suplicó el mayor intentando quitarse al pelinegro de encima porque comenzaba a morderle.

Nadie se atrevía a meter la mano, sería igual de peligroso que meter la mano en una pelea de gatos, bueno, todos menos Jiang Yanli quien había sido detenida por Nie Huaisang en su intento por defender su hermanito. Según él solo había que esperar que el que comenzó todo se calmara y entonces recoger al otro felino que estaba siendo atacado. Curiosamente así fue como pasó, en cuando Jiang Cheng se calmó porque se puso a llorar otra vez, Huaisang y Jin Zixuan rescataron a Wei Ying y Yao agarró a Jiang Cheng nuevamente.

-Recuérdame nunca más decir algo de los perros de Jiang Cheng. – Susurró el Wei para Zixuan y Huaisang.

Las horas pasaron, ya eran las onces de la noche, y todos los chicos se fueron, A-Yao se quedó un rato más por si acaso el perro aparecía y también porque le agradaba la compañía de Wanyin, le parecía lindo en cierto sentido y a veces bastante agradable cuando estaba de buen humor.

-Dime, ¿cómo obtuviste a tus perros? – sacó de repente Meng Yao, haciendo una seña para que recostara la cabeza en su regazo, así Jiang Cheng lo hizo, mirando hacia otro lado para que el más bajo no notara que su cara se ponía incluso aún más roja que la marquita en la frente de Jin Zixuan.

El ser de Wanyin se enterneció y una sonrisa salió al recordar cómo había conseguido a sus perros. - Me los encontré en un saco de papas en la calle.

Una pequeña risa se escuchó, y entonces el mayor habló. - ¿En un saco de papas?

-Sí, en un saco de papas. No tenían más de un mes. Eran tan pequeños.

Duraron un rato más hablando de sus mascotas, pues el Meng también habló de Hada, el menor finalmente paró de llorar y tuvo el valor de mirar a los ojos del contrario, relajándose con las caricias que este daba en su cabello.

Cualquiera que los viera pensaría que son novios.

Y eso hizo que Jiang Cheng se sonrojara, y Yao fingió no darse cuenta.

-Eres bastante agradable, Wanyin. Me gusta estar contigo. También eres lindo. – Rio algo apenado pues lo que decía se podría malinterpretar – Me gustas... ¡E-en el sentido de que me agradas mucho, obvio! – Y ahora la cara de Yao era la que estaba roja, mientras que Jiang Cheng sentía que iba a explotar.

-Tú también me gus- digo, me agradas, sí.

Se pusieron a hablar de otras cosas de lo que acababan de decir hasta que Yao se dio cuenta que ya eran las doce y media de la noche.

-Espero que Princesa aparezca. Seguro está escondiéndose por la lluvia y los truenos. Mañana aparecerá, sino forraremos la calle con papeles diciendo que se perdió. – Animó A-Yao en el marco de la puerta principal, Jiang Cheng murmurando un "gracias por querer ayudar". – Adios, A-Cheng. – Se despidió dando un beso en la mejilla del nombrado.

La puerta fue cerrada y Wanyin se puso a dar saltos y gritos de emoción hasta que se tiró al sofá.

Si la vida fuera una caricatura, él estaría flotando en "las nubes del amor" porque sí, Jiang Wanyin ya había aceptado que le gustaba Meng Yao, y le gustaba mucho.

Tal y como el más bajo había dicho, Princesa apareció a la mañana siguiente y es como si hubiese sido el día más feliz en la vida de Wanyin. 

My Dog Is In Your House 「ChengYao」Where stories live. Discover now