—Papi, ¿si va a venir tu hijo?

—Sí, mi amor. Suban a ducharse, ¿sí?

Ninguno replicó, en cambio subieron corriendo emocionados.

TaeYong comenzó a sacar las cosas necesarias para hacer la limpieza y dejar su casa impecable. Además de que quería dar una buena impresión, limpiar calmaba sus nervios.




Johnny estaba cambiándole el pañal a su hija, mientras Mark limpiaba un poco la cocina.

—¿Puedes llevarme al supermercado, mi amor? —Mark se sentó en su regazo—. La leche de Yeri ya casi se acaba.

—Pero compré lo necesario para dos meses la semana pasada.

—El orfanato se está quedando sin fondos e hice una pequeña donación...

Sus ojos casi salen disparados.

—¡¿Estás loco?!

—Mi amor, los bebés tienen hambre—hizo un puchero.

Johnny rio por el gesto de su esposo. Aunque estaba acostumbrado a que Mark se llevara cosas para el orfanato, le seguía sorprendiendo, ya que, cada vez, se llevaba un poco más que la anterior.

—Hubieras pedido una donación a mi trabajo o al de TaeYong.

—He pedido muchas, no quiero que ustedes tengan problemas por mí.

—Un excompañero de la oficina, abrió su propia firma de abogados. Te daré su número para que lo exprimas un poco.

—¡Te amo! —besó su mejilla—. Pero ahora vamos al supermercado.

—Déjame descansar un poco más y te llevo al supermercado para comprar la leche que le robaste a nuestra hija—dijo divertido— y para que compres cosas para el orfanato.

—Eres el mejor—depositó un suave beso en sus labios—. ¿A qué hora nos iremos mañana?

—¿A dónde?

—Mañana llegan tus padres de Chicago y tenemos que ir a recogerlos al aeropuerto.

—Oh... —se quedó pensativo.

—Sí, oh... —lo imitó—. Nos iremos a las seis.

—¿Seis...?

—De la mañana, amor.

Se arreglaron un poco para ir al supermercado, en dónde Johnny tomó un carrito para comprar lo necesario para su familia y dejó que Mark tomara otro para el orfanato.

Luego de pagar una fortuna que a Johnny no le interesaba, cargaron todas las cosas a la camioneta del mayor.

—¿Y sí vamos a ver a Yong? —preguntó Johnny sin apartar la vista del camino.

—No compramos nada para comer.

—Podemos pedir algo.

Mark asintió en respuesta y su esposo condujo hasta la casa de su mejor amigo.

Entraron con la llave que tenían en caso de emergencia y lo primero que notaron fue que la casa estaba sumergida en un gran silencio. Vieron a TaeYong frente a la isla picando vegetales y su estado era espantoso. Vestía aún pijama, su cabello estaba terriblemente desordenado, algunos de sus dedos estaban cubiertos con curitas y sus ojos estaban irritados.

—¿Tae? —Mark habló con la voz dulce.

—¿Qué hacen aquí? —su piel palideció y apretó su agarre en el cuchillo.

Bizarre [JaeYong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora