Capítulo 8©

Magsimula sa umpisa
                                    

—¿Y Anthony Ross, dónde está? —preguntó Christian.

—No lo sé, debe de estar enamorando a alguna dama, sabes que de los tres él es el más enamoradizo — respondió Marcus y ambos rieron.

—¡Livingston! — llegaron otros dos hombres, los cuales Liviana no sabía quiénes eran, como había mencionado antes, no conocía a todos los amigos de su esposo.

—¡Oh! ¡Los hermanos Williams! —dijo Marcus y fue la oportunidad para él de soltar por fin a Liviana, saludó a sus otros amigos sonriendo.

—¿Cómo estás amigo? — preguntó uno de los hombres que llegaron, este era alto, cabellos rubios, ojos azules muy claros, realmente hermosos. Marcus hizo un asentamiento respondiendo su pregunta — Evans.

Lord Christian hizo el mismo gesto que Marcus para responder. Liviana levantó una ceja al no dejar desapercibido el tono que utilizó el hombre para saludar a lord Christian Evans. Al parecer no eran muy amigos.

—¿Cómo les fue en su viaje a Francia? — preguntó Marcus aligerando el ambiente.

—De lo mejor, París es una hermosa ciudad, Leo no quería regresar a Londres, hasta se quería casar con una francesa — respondió el otro, que hasta el momento no había hablado; eran muy parecidos, alto, con ojos también azueles pero más oscuros, y sus cabellos en vez de rubio era de un tono miel dorado,  y está de más decir que era realmente guapo.

—Sí, claro, ¿qué me dices de ti? Querías cortejar a Lady Arlette, la hija de un duque muy respetado — todos se echaron a reír y por un momento Liviana lo hizo también hasta que uno de ellos le habló.

—¿Y esta hermosa dama quién es? — preguntó el de ojos más oscuros, quien no dejaba de mirar a Liviana, lo que hacía que ella enrojeciera. Marcus miró  a su amigo entrecerrando los ojos.

—Es mi esposa —respondió Marcus tomándola nuevamente de la mano, Liviana lo miró sorprendida por aquel gesto—,  Liviana Livingston, futura duquesa de Aganes.

—¡Wow! No sabía que te habías casado. Felicidades entonces, y doble, una por tu boda y otra por ser tan afortunado en encontrar a tan hermosa mujer.

—¿Y cómo lo ibas a saber, Logan? Si vives viajando de un lugar a otro — respondió Marcus.

—Es que soy una paloma libre mi querido amigo — respondió Logan, como lo había nombrado Marcus —. Soy Logan Williams, Duque de Windsor.

—Y yo Leonardo Williams, Marqués de Normanby — se presentaron ambos hermanos ante Liviana.

—Es un placer conocerlos — dijo cortésmente haciendo una pequeña reverencia.

Después de las presentaciones siguieron hablando hasta que Marcus se disculpó y salió del grupo en busca de una copa, lo cual era solo una excusa, ya que había llegado la hora acordada para verse con Lady Emma. No le había importado dejar a su esposa, pero sintió esa espinita de que la dejaba a merced de Logan, quien no le quitaba el ojo de encima; sacudió su cabeza olvidando el tema, no le importaba, solo se concentró en que pronto estaría con su amada Emma.

—¡Oh Marcus, por fin llegas! — Emma se lanzó a los brazos de Marcus abrazándolo — Ya te extrañaba, no soportaba verte de la mano con esa mujer.

—Imagínate yo, contaba los minutos para poder verte, mi amor —dijo Marcus para luego besarla —. ¿De qué querías hablar?

—No sé si bebería de decírtelo Marcus, me da mucha pena — dijo bajando la cabeza.

—Puedes decírmelo mi amor, ¿acaso no confías en mí?

—¡Claro que sí! — respondió ella — ¿Pero luego qué pensarás de mí?

—Solo dímelo Emma — exigió Marcus.

—Como sabes, mi padre al morir nos dejó una gran deuda a mi madre y a mí, gracias a mi tía, la Baronesa Petre, estamos viviendo por ahora, pero no será por mucho, mi madre quiere que me case con un noble pero yo no quiero, sabes que te amo a ti Marcus.

—Lo sé, y no dejare que te cases con nadie, solo tenemos que esperar dos años para que mi padre me ceda el título de duque, entonces podre anular mi matrimonio con Liviana por no haberlo consumado, y tú y yo podremos casarnos.

—¿Pero que le diré a mi madre? ¿Cómo nos haremos con los gastos? —preguntó ella con lágrimas en los ojos.

—Por eso no te preocupes, yo cubriré tus necesidades mientras pasa este tiempo. Solo tenemos que ser fuertes y aguantar, saldremos de esta — Marcus la volvió a besar con pasión, porque era lo único que había entre ellos.

Los dos se despidieron con un último beso, Marcus entró nuevamente al salón de baile mientras Lady Emma lo observaba con una sonrisa de victoria en sus labios, su plan estaba dando frutos y esperaba que los futuros fueran aún mejor.

—No te voy a dejar ir Marcus Livingston, serás mío completamente — susurró esta antes de caminar hacia el salón de baile e incorporase junto a su madre y tía quienes la esperaban para recibir buenas noticias.

Después de todo  en la alta sociedad,  no todo lo que brilla es oro.

E.J. Black

VIII

VIII

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