Capítulo 47 🎤

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Lautaro había pedido ayuda a un amigo policía, quien se encargó de mantener a raya a los periodistas que aún intentaban que él dijera algo y prohibirles acercarse a la casa

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Lautaro había pedido ayuda a un amigo policía, quien se encargó de mantener a raya a los periodistas que aún intentaban que él dijera algo y prohibirles acercarse a la casa. Habían pasado dos semanas de aquello y todos hacían un gran esfuerzo por volver a su vida normal, pero las cosas no parecían calmarse.

Ágatha había dado un par de conciertos dentro de la recién iniciada gira y había aclarado que no hablaría aún de ese tema. Pili y Alicia seguían atentas a las noticias y los programas de chimentos donde siempre se trataba el tema y se especulaba sobre su identidad y su vida privada.

Aquella tarde, Lautaro llegó de la escuela donde enseñaba, se sentía exhausto y apesadumbrado, las personas le hacían preguntas que él intentaba ignorar sin mucho éxito y, además de eso, estaba preocupado por Gabriela. La veía solo en la televisión siempre disfrazada de Ágatha, pero ahora podía leer tras su mirada. Se veía triste y agotada.

—No puedo creer como no me di cuenta antes, ahora la veo y veo a Gaby por todos lados —susurró.

Alicia asintió.

—Sí, me pasa lo mismo...

—¿Cuándo podremos verla? —inquirió Pili—. La extraño mucho...

—Espero que pronto... —animó Alicia.

Todos los días conversaban por teléfono con ella, por lo que de cierta manera la sentían cerca. Gaby le aseguraba a Pili que la amaba y que volverían a verse, y la niña le decía que entendía lo que sucedía y que solo esperaba que pasara pronto.

Lautaro, por su parte, conversaba con ella en la noche, pero muchas veces no quería alargar demasiado la charla porque la notaba cansada y desanimada.

—Te amo... estaremos bien... —le decía, aunque cada vez veía más lejana aquella posibilidad.

—Estoy hecha un lío... —repetía ella una y otra vez.

Don Chelo se sentó con ellos en el sofá y suspiró.

—Hoy en el mercado me preguntaron por ti —dijo y miró a su nieto.

—¿Periodistas? —inquirió.

—Sí, pero no te preocupes, no dije nada...

Pilar cambió la televisión y dejó en uno de los programas de chimentos más populares.

—Ese programa es horrible —dijo Lautaro.

—¿Qué noticias tenemos sobre Ágatha? —inquirió entonces la locutora.

—¡Shh! —dijo Pili a su padre para que este se callara.

—Bueno, tenemos lo mismo de siempre, se le dio por vivir una vida de pueblerina y fue a Caya a estudiar a la universidad, allí conoció a un pianista callejero y padre soltero que tiene una niña de unos ocho o nueve años... —explicó el conductor del programa que se llamaba Lain.

Un salto al vacíoWhere stories live. Discover now