𝟏𝟎 | 𝐓𝐀𝐍 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓𝐎 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐄𝐋 𝐃𝐄 𝐒𝐀𝐁𝐈𝐍𝐈.

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- Vete - le ordena al muchacho, quien sale a la primera. -. Hola, cariño mío.

Ella sonrió sin ganas, suplicando mentalmente para que no fuera una sesión de golpes y tocamientos.

- ¿Cómo estás? - preguntó con sutileza.

- Bien, he estado bien - mintió. -. Pensé que no vendría más - siguió con gracia.

- Oh, cariño, discúlpame por eso. Ha habido bastantes problemas estás últimas semanas, pero no es nada de qué preocuparse.

Sabini nunca le iba a contar nada de sus negocios a Pearl, claro. Sin embargo, su auscencia en aquellos días se debía a que se había enterado de la unión de los Shelby, Solomons y Rowen, todos buscando a la muchacha.

- Luce muy bien hoy, ¿saldrá? - dijo ella con nerviosismo.

- No saldré, venía a verte a ti - sonrió. -. ¿Por qué no te quito estas cosas? Deben lastimarte mucho - susurra, mirando las débiles muñecas de la chica.

Pearl sintió su corazón acelerarse cuando las heladas manos del hombre tocaron su piel para comenzar a retirar las cadenas con unas llaves que él tenía.

- Muchísimas gracias - dijo la castaña con ganas de llorar.

Aún así, como imaginó, sus muñecas y tobillos estaban amoratados y con un dolor punzante, pero, estaba "libre". Sonrió con grandeza, casi esperando a que Sabini dijera "si quieres puedes irte. Mira, te abro la puerta".

- Luces contenta - ríe el mayor.

- Lo estoy, eso me dolía mucho - respondió ella mirándolo.

- Te las he quitado porque he visto que eres la niña más buena de todas, sí haces algo que me haga enfadar, regresarán esas y más.

Pearl negó repetidamente, indicándole que claramente no iba a ser tan estúpida como para merecer aquellas cadenas de nuevo.
Tal vez él no era tan malo como pensaba.


[...]


Douglas Rowen había perdonado a Tommy Shelby y aunque Alfie Solomons se enfadara, sabía que la culpa no era toda suya en totalidad. Su búsqueda no estaba dando muchos frutos aunque estaban haciendo todo bien; sabían con total plenitud que había sido Sabini, pero no sabían dónde estaba o por qué no podían localizarlo si lo tenían vigilado.

- No tiene lógica - decía Douglas. -. No puede ser que nunca lo hayamos visto a él, pero si a sus hombres.

- Él ya tenía esto planeado - susurró Tom. -. Es un secuestro muy bien pensado, debe de tenerla en un lugar que no sea visible o sospechoso; él ya debía haber sabido que Pearl iría a Epsom.

- Pero nadie sabe que iría, solo ustedes Shelby y la servidumbre.

Tom miró a Douglas con obviedad y el mayor asintió, diciendo que tenía que hacer una llamada a su hogar.

- ¿Crees que ella esté bien, Tommy?

- Sí Alfie, ella debe estar bien - respondió el gangster mintiéndose a sí mismo. -. Pero no me logro convencer de todo esto.

- Él me dijo que no lastimaría a Pearl, ¿sabes? Cuando entregué a Arthur, él me prometió que no tocaría a Pearl - ríe. -. Es un maldito hijo de puta, cuando lo vea yo mismo lo voy a matar - escupe.

Shelby no dijo nada, solo pensó.
Habían visto a sus hombres.
Nunca lo habían visto a él.
Nadie lo había visto sospechoso o asustado, nada.

- ¿Crees que esté en su hogar?

- No, no es tan tonto como para tenerla en un lugar tan accesible - respondió el judío.

𝙮𝙤𝙪𝙧 𝙢𝙖𝙟𝙚𝙨𝙩𝙮 ; thomas shelby Where stories live. Discover now