La carta

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Era la mañana del 5 de junio, Draco estaba sentado ya en la cabecera de la mesa con el desayuno servido esperando que su hijo, un niño dulce y alegre que le encantaba saltar correr y gritar por toda la casa pero que le costaba mucho levantarse por las mañanas, fuera a la mesa con él, Astoria estaría en casa de sus padres suponía y esperaba que fuera así, él no amaba a su esposa, le tenía un aprecio enorme, después de todo era la madre de su hijo, pero no podía amarla, su corazón no podía amar a nadie después de ella...

En lo que el flamante jefe de aurores del ministerio de magia estaba sumido en sus pensamientos, un pequeño niño de ojos grises entraba corriendo por la puerta del comedor

-¡Papi! ¡Papi! ¡Dame mi beso!- decía el pequeño mientras saltaba a los brazos de su padre
-Buenos días campeón!- dijo Draco alzando a Scorpius -veo que hoy estas de buen humor por la mañana, a que se debe este gran acontecimiento?-
-Papi, hoy es tu cumpleaños!! Como no iba a estar feliz? FELIZ CUMPLEAÑOS PAPÁ! Te quiero muchooooo!!!- dijo el pequeño mientras llenada de besos a su padre
-Bueno, bueno, entiendo tu entusiasmo, también te quiero hijo, pero ahora debe desayunar para a encontrarte con tu madre en la casa de tu abuela, y no pongas esas cara muchachito- le dijo percatándose del rostro ceñudo de su hijo- el abuelo te ama y tiene tanto derecho como nosotros de querer verte.

Draco sentó al niño en su lugar, volvió a tomar asiento y comenzaron a desayunar. En la mesa estaban todas las comidas favoritas del auror, ya que los Elfos domésticos de su casa lo apreciaban mucho y sabían que día era hoy exactamente. Cuando su hijo termino su desayuno ordeno a James, uno de los choferes (el que más devoción tenia por Scorpius) que lo llevase a la casa de su abuelo. El niño se despidió y fue corriendo hasta el auto con James de la mano.

Una vez que Scorpius se retiro, fue a su estudio a esperar las lechuzas, ya que faltaba poco para que llegasen. Y así fue, unos minutos después que él se sentase en su cómodo sillón de cuero, entraron por su ventana una docena de lechuzas trayendo su correo; cuando terminaron de dejar los encargos, las aves se retiraron Draco se puso a revisar cada uno

-"Ministerio, ministerio, ministerio"- decía mientras revisaba las cartas y las separaba -"Zabini, Pansy, mmm... Seguro son saludos de cumpleaños"- y mientras separaba los sobres dos remitentes llamaron su atención

-"Harry y Ron... ¡Ja! Quien lo diría, yo recibiendo cartas de estos dos, vemos que dicen..."-

"Malfoy, felicidades colega, un año más, disfrútalo. Atte. Ron Weasley."

-"Podría haberse esforzado un poquito, ¿no? Bueno, después de todo es Weasley"- pensaba Draco con una sonrisa boba en su rostro

"Draco, feliz cumpleaños hermano, que decirte, sabes que no soy muy bueno con las palabras, menos aun si tengo que hablarte a ti, pero bueno, no podía dejar pasar tu cumpleaños número 36. Espero que disfrutes este día y puedas disfrutar de todo lo que este día te regale. Bueno señor jefe, eso es todo, ¡yo si tengo que trabajar hoy! Jaja un brazo enorme. Un beso para Astoria. Harry Potter"

A decir verdad, Draco no se acostumbraba a ser amigo se Potter y Weasley, y sus saludos lo sorprendían mucho, aun después de tanto tiempo... En realidad ella había cambiado su vida, todo lo que era hasta ese momento se desintegro con una mirada suya... Y la odio tanto por eso mismo, nunca le importó quien era, el simplemente la amaba y eso le molestaba, ¿Como podía amar a una sangre sucia? Pero nada de lo que hizo logro sacar ese sentimiento de su pecho, y al final termino rendido a sus pies...
Y mientras seguía ensimismado pensando en los saludos de sus amigos y en el rostro de aquella dulce castaña, uno de sus elfos domésticos llamo su atención

-¿Señor Malfoy? ¿Señor?
-Dinky- dijo saliendo sorprendido de sus pensamientos -Dime pequeña ¿qué pasa?-
- En la puerta hay un muggle amo, uno de esos que entregan cartas como las lechuzas... no quise salir porque se podía asustar amo
-No te preocupes pequeña, yo salgo- dijo y se encaminó a la puerta. Le pareció raro que le llegara una carta del mundo no mágico, pero no le dio gran importancia, podría ser el primer ministro muggle, informándole algún incidente "extraño"...

Aun no es tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora