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Un día de mierda, si. Definitivamente lo era.

No podía ni creía tener un punto por el cual comenzar a enumerar las razones por las que ese caluroso día de verano, podría ser, y muy seguramente era uno de los más tediosos e insultantes de toda su vida. Ya que, primero y antes que cualquier otra cosa; Hinata, si, ese Hinata.

No podía adjudicarle todas sus penas a ese diminuto ser de cabellera naranja, no, aunque si la mayoría. Partiendo de aquel fatídico hecho del que todos eran conscientes a excepción, por supuesto del chico en cuestión.
Y es que.... ¡Se encontraba tan estupidamente enamorado de él!, ¿cómo era eso posible siquiera?; no podía llegar a entenderlo, y de intentarlo, intentó sin resultados. No existía momento en el que por alguna razón, no se encontrase pendiente de practicamente cada movimiento que él de ojos castaños llegara a realizar.
Cada paso, salto, risa o golpe, todo, estaba al pediente de todo, y se sentía tan.... Atsumu. Dado que, él no podía ser el único caído en desgracia, su compañero estaba tan o más hundido que si mismo en ese profundo e insaciable mar que era Hinata Shouyou.

Si bien en el pasado llegó a pensar que el comportamiento del semi rubio era quizás, un poco, demasiado; para ese momento y de la manera más íronica que se pueda imaginar, lo entendía. Curiosamente lo hacía.

Honestamente hablando no tiene idea de cuando comenzó o el porque de ese inicio a su, muy posible, descenso a la locura. En algún momento su cerebro, ojos, y consciencia misma simplemente se negaron a tener otro foco de atención que no fuese su bajito compañero de equipo.
Aquello lo estropeaba casí por completo de tantas maneras que le hacían doler la cabeza. Un día simplemente, Hinata Shouyou se volvió el centro, incorruptible de todo su accionar.
Pareciera que a cada paso que daba, ahí se encontraba, y lucha constantemente con este hecho que no le deja pensar o concentrarse. Es mucho más de lo que puede soportar su no demasiado fragil estabilidad emocional.

Porque ahí radica la razón principal, por la que en ese preciso momento se encuentra recostado en una camilla, bolsa de hielo en mano, y en compañía de su más terrible y dulce pesadilla. Todo por su causa.





 Todo por su causa

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El entrenamiento estaba a nada de culminar. Lo ansiaba, necesitaba una buena ducha fría para despejar su mente aunque fuese solo un par de minutos.
Por supuesto, las cosas no se le podían plantear tan facil, como desde hace algún tiempo y es que a mitad de nada, y justo cuando se acomodaba para su ultímo movimiento en la practica del día:

—¡Espera Atsumu-san! -El grito del pelinaranjo atrajó inmediatamente la atención de todos los presentes en el recinto. —¡No puedo abrir un ojo!, ¡creo que me e quedado ciego! –Berreó en completo pánico el numero 21.

—¿¡Mi dicipulo esta ciego!? –Pronto el alarido del peliplata le acompañó. Pues  al encontrarse en lo alto de las gradas era practicamente imposible que no gritase para ser escuchado en la cancha.
Instintivamente, el azabache se encaminó el par de pasos que los sepraban al uno del otro, y ante la atónita mirada de sus compañeros cogió con sumo cuidado el rostro del de menor estatura, elevando ligeramente su mentón. No hubo siquiera que mediar palabra, dado que debido a la impresión el ex miembro del Karasuno guardó silencio tan pronto como el otro llegó a tocar su rostro.
Así pues, y como si nada más importara; Sakusa pasó ligeramente su pulgar derecho sobre el parpado momentaneamente cerrado de Shouyou, inclinando su cabeza y cerrado tambien el espació entre ellos, casi podía parecer que lo besaría, Atsumu pensó igual. Y en una medida de total desesperación elevó el balón con tal fuerza y precisión que fue directo y sin contemplación a la cabeza del pelinegro.
Quien en el acto perdió el equilibrio psandose a llevar consigo al de ojos avellanas, que sin llegar a procesarlo todo correctamente cayó sobre el cuerpo del alto chico que le ayudaba, y que ademas, ante la total incredulidad de todos, robó el [muy posiblemente] primer beso del numero 15.

Tras el shock inicial, el naranjo se levantó tan rápido como pudo, llamando a de vuelta a todos para que le ayudasen con quien ahora parecía ser un paciente de emergencía, dado que hasta ese momento no reaccionaba.





Tras el shock inicial, el naranjo se levantó tan rápido como pudo, llamando a de vuelta a todos para que le ayudasen con quien ahora parecía ser un paciente de emergencía, dado que hasta ese momento no reaccionaba

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Y ahí se encontraban ellos, en un silencio sepulcral que ambos tenían la intención de romper pero que a su vez, ninguno se atrevía. Tal era la tensíon en el ambiente que cuando un pequeño gato pasó por fuera de la ventana, logró hacer saltar de su asiento al joven de lindas mejillas rosadas.
Quien apenas pudo volver a enderezarse, realizó una reverencia tan pronuncíada que su espalda se lo recriminaría pronto.

—¡Lo siento mucho Sakusa-san! No era mi intención, es..... ¡Pagaré por lo que sea que necesite! De verdad, lo siento. –Alegó aún doblado sobre si mismo el mortificado chico. Al mismo tiempo el aludido tomó asiento a la orilla de la camilla y le miró un par de segundos antes de tratar calmar al otro.

—Esta bien, Shouyou. –Sentenció, notando como es que éste aún no regresaba a su posición normal. —Ah....–Suspiró audiblemente y prosiguió. —Ya que, por lo visto tus disculpas son sinceras; lo dejaré pasar pero... –Aquello llamó inmediatamente la atención de Hinata quien en el acto conectó miradas con el otro. —Necesito que me ayudes con algo más.

—¡Lo que sea, Sakusa-san! –Respiró con alivió ante la condición. —Puedes pedirme lo que sea. –Insistió efusivamente, compañando su sentencia con una sonrisa tan brillante y bonita que sin problema podría competir con el sol mismo que entraba por la ventana, volviendo el ambiente aún más cálido.

—En ese caso...–Mencionó estirando su brazo izquierdo a la altura del cuello ajeno, aquel del que tomó su camisa, y tiró lo suficientemente fuerte como para hacerle trastrabillar y que quedase a penas a pocos centimetros de su persona. —Devuelve lo que me robaste. –Sentenció en un susurro a la par que acababa por completo con esa distancia inecesaria, y sellaba sus palabras con un beso mucho más demandante que aquel mencionado. Las grandes manos del azabache se colocaron sobre la nuca ajena, impidiendole alejarse si es que así lo pensaba.
Situación que no llegó a suceder sino hasta que el propio Kiyoomi se separara con la intención de dejar clara una sola cosa. —Ah, tambien..... Deberíamos salir. –Concluyó volviendo a unir sus labios con aquellos que maravillosamente no le causaban ningun tipo de repulsión y que por el contrario, le incitaban a mantenerse mucho más en aquella actividad que tanto le comenzaba a gustar.










[¡Finalmente! 💥💥 espero que estén teniendo un maravilloso inicio de año. Y aunque un poco tarde; puedan disfrutar de esta historia que para mi y para todos ustedes abre nuevas posibilidades en este mundillo que es Wattpad.
Espero que les guste muchísimo, y que de ser así, me dejen un comentario. Ya saben que con eso me ayudan tantísimo en mi crecimiento en esto de la escritura.
¡Leamonos pronto! 😌💜💜].

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