𝗟𝗮 𝗻𝗼𝗰𝗵𝗲 𝗱𝗲 𝗦𝗮𝗻𝘁𝗮 𝗜𝘀𝗮𝗯𝗲𝗹

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—Montoya ha dicho que nos van a matar y qué casualidad que se rompe el tubo del gas contigo ahí dentro —me dijo Carol mientras me bebía un vaso de agua que me había traído un ayudante de cocina

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—Montoya ha dicho que nos van a matar y qué casualidad que se rompe el tubo del gas contigo ahí dentro —me dijo Carol mientras me bebía un vaso de agua que me había traído un ayudante de cocina.

—Hay que salir de aquí cagando leches —nos dijo Iván mosqueado.

—A partir de hoy, se reforzarán las medidas de seguridad en el internado. Todas las puertas y ventanas permanecerán cerradas. Quien necesite salir de sus habitaciones entre las 10 de la noche y las 8 de la mañana, deberá pedir permiso a los profesores que hacen guardia en los pasillos. No se consentirá el incumplimiento de estas normas dijo Elsa a través de los altavoces, haciéndonos suspirar cansados.

—Lo que nos faltaba —murmuró Iván por lo bajo.

—Quien lo haga, será gravemente castigado —nos informó Elsa para terminar.

—Ahora sí que no va a haber forma de salir de aquí —dijo Iván frustrado.

—¿Y si nos escondemos en el desván? Es el único sitio seguro que hay —propuso Cayetano, pero no era una opción.

—Escondernos, ¿hasta cuándo? Porque antes o después, te van a encontrar. Además, yo no pienso irme a ningún sitio porque ahora esta es mi casa. La mía y la de mi hermana —nos dijo Marcos.

—Si al menos pudiéramos bajar de nuevo a los pasadizos, podríamos encontrar alguna otra cosa —dije y todos me miraron como si les hubiera dicho la mejor idea del planeta.

Un rato después, estábamos todos frente a la chimenea esperando a Carol, quién había decidido llamar a Montoya para avisarles de nuestra pequeña excursión.

Marcos había decidido que quería ir a buscar alguna pista al desván y, al ver que tardaba mucho, Iván subió tras él.

—Vamos a bajar a los pasadizos —le dijo Carol a Montoya por teléfono—. Vamos a entrar y a encontrar los cadáveres —le informó sin esperar respuesta y colgar.

Entramos por la puerta de la chimenea, pero, en cuanto lo hicimos, la puerta se cerró, dejándonos encerrados.

—Genial, Marcos e Iván están solos en el desván, y nosotros aquí encerrados, todo es maravilloso —dije de manera sarcástica antes de que Carol empezase a andar—. Carol, ¿dónde vas? —le pregunté confusa y frustrada.

𝗗𝗲𝘀𝘁𝗿𝗼𝘆𝗲𝗱 ⭒ 𝗘𝗹 𝗜𝗻𝘁𝗲𝗿𝗻𝗮𝗱𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora