Capítulo 20

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Piezas de arte

-Rusia-

Entramos al MET después de calmar a Noruega, digamos que sus celosos son más grandes que él.
Yo se que él no conoce a México personalmente, así que entiendo su preocupación por sus hermanas. Pero estoy seguro que todo estará bien.

- Iré a ver las armas y armaduras - Noruega saco sus lentes para ver el mapa del lugar - Creó que nos vamos a dividir.

- Yo voy al Instituto de vestido - Dinamarca se dio la media vuelta, alejándose - Los veo en un rato.

- Quiero ver las pinturas europeas - Suecia me agarro del brazo - ¿Vienes conmigo?.

Asentí viendo el mapa, siempre me ha interesado la cultura griega, así que cuando Suecia termine iré por mi lado a esa sección.
Cuando me gire a los demás ya se habían ido, dejándome solo en medio del museo.
Bueno, ya no tendré que esperar a nadie.
Recorrí todas las secciones que estaban en el camino hacia las esculturas romanas. La vibra de los museos son mis favoritas, el silencio, la calma, el sonido de artistas trazando dibujos en papel, la música clásica que salía de las bocinas. Era Perfecto.

Por fin después de caminar por un buen rato llegue a las esculturas romanas y griegas.
Aliviado las mire atentamente, todas estaban pulidas perfectamente, no tenían un solo error.

- ¿El trabajo de un escultor es admirable no es así? - una voz se escuchó detrás de mi - Es difícil crear cosas en mármol.

Voltee a ver quien era, topándome con el señor España.

Vestido con unos pantalones formales negros y una camisa de botones con estampado de flores silvestres. Sus ojos verde olivo me escanearon sutilmente, colocando una de sus manos en el bolsillo frontal de su pantalón.

- Sin duda alguna solo los hombres con manos talentosas pueden hacer esto - continuo, su voz cálida y agradable hizo eco en el museo.

- Tienes razón - asentí, los nervios no me dejaron decir más.

- Es bueno verte aquí Rusia - camino para ver otras esculturas - Mi hijo me contó lo sucedido en Moscow, que desagradable situación.

Quise hablar, pero no sabía que contestar, solo lo seguía como un perro faldero mientras analizaba las demás esculturas.

- Rusia tengo entendido que quieres salir con mi hijo - su voz me cayo como agua fría.

- No se de que me hablas.

- ¿Como que no tío? - Levantó los brazos - Yo siempre se de lo que hablo.

- ¿México te contó sobre eso?.

- Para nada, el no me cuenta sobre sus cosas, todavía no me tiene la confianza suficiente para eso.

- ¿Y por que me dice todo esto? - mi tono se volvió agresivo, hasta España se dio cuenta, girándose a verme sonriendo.

- Me recuerdas mucho a él - murmullo.

- ¿Disculpa? - fui interrumpido bruscamente.

- Escucha chaval, ¿tú crees qué haciendo tu voz más grave me vas a intimidar? - se cruzó de brazos - Estas muy equivocado, aunque te creas muy duro, puedo ver a través de ti como un libro abierto.

Si no te vuelvo a ver Donde viven las historias. Descúbrelo ahora