Capítulo 19

25.1K 3K 2.2K
                                    

Tour por Nueva York

-Rusia-
Cuando Noruega está enojado puede ser una de las personas más rápidas del mundo, pero nadie le gana
a México en velocidad y agilidad.

Dinamarca lo siguió sin correr, sabía que no iba a llegar lejos sin tener la delantera. Yo había salido detrás de él por si acaso se agarraban a golpes, alguien tenía que separarlos.

- Maldito infeliz - se apoyó del barandal de la escalera para tomar aire - ¿Como se atreve a llevarse a mis hermanitas?.

- Tranquilo Niño - le revolví el cabello - México ama a los niños, estarán bien.

- No confió en él - Noruega se le volteó a Dinamarca - ¿Por que no corriste?.

- México es un experto huyendo de la ley - apenas estaba llegando, caminando con suma elegancia - No me iba a desgastar sabiendo que no lo alcanzaría.

- Vas a ver la ley que le va a caer cuando lo encuentre - estaba a tres de explotar - si les pone un dedo encima lo mataré.

Suecia lo abrazo para tranquilizarlo, haciéndole cosquillas en la espalda con sus uñas.

- Vamos mejor al MET - sugerí - Estarán bien yo lo se.

-México-

Paramos en un carrito de hot dogs, las niñas morían de hambre por que no pudieron desayunar, ya que ser agente de la FBI era un trabajo de suma importancia. No les miento, soy muy paranoico cuando cuido niños pequeños, demasiado sobreprotector y agresivo, no dejo que nadie se acerque a ellos.

Tenía a las niñas entre mis piernas y el carrito de comida, protegiéndolas del sol con mi cuerpo, no quería que se quemaran, no le daría razones a Noruega para romperme más la madre.

- ¡Esta muy rico señor! - Fin sonrió, dándole un billete de veinte dólares como propina al vendedor.

El señor me miró esperando autorización para tomar el dinero, asentí guiñándole el ojo, no es como si les faltara a ellas, sonrio agradeciendole a Finlandia.

- ¿Puedo otro, señor México? - Isla quería que la cargara para ver los hot dogs, la levante, haciendo que se asome en el carrito - ¡Quiero ese!.

- ¿señor México me cargas? - Fin levantó los brazos hacia mi - me duelen las piernas.

Suspire, preparándome para tenerlas encima todo el día, se subió a mi espalda, abrazándome el cuello.
Le pague al vendedor, me despedí y salí de ahí, listo para buscar un lugar donde turistear.

Las calles no estaban tan llenas como recordaba, seguro era la hora laboral o algo parecido.
Mire a Isla que se había dormido en mis brazos, no pude evitar sonreír, me encantan los niños, siempre quise una hija, lamentablemente por ser sobrenatural no puedo.
Los quería de mi sangre, como cualquier padre, pero no había forma de lograrlo.
Esto era lo más cercano a tener hijas.

- ¿Señor México nos compras una playera? - Fin apuntó a una tienda de chucherías y souvenirs.

- No me digas señor - camine hacia la tienda - No estoy tan viejo.

Baje a Fin, que fue corriendo a buscar una playera de Hello Kitty en la estatua de la libertad, la tomo del estante, abobándose con otra cosa y yendo a verla. No le quite la mirada de encima por ningún motivo, y menos por que el dueño de la tienda no paró de verla.
Era un señor de apariencia tosca y desarreglada, su uniforme estaba sucio y tenía un cigarro en la mano.

Si no te vuelvo a ver Donde viven las historias. Descúbrelo ahora