CINCUENTA

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Amir

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Amir

Quisiera olvidar todo lo sucedió y comenzar de nuevo, hacer como si nunca me hubiera engañado, pero no puedo, por más que lo intento y ahora más que nunca las imágenes de ver a la que pensaba que era Lauren en la morgue es algo que no sé si se me borrara de la mente algún día.

Esta mañana me levanté sintiendo mi pecho pesado, así es, no comprendía que me sucedía hasta que abrí los ojos y vi a Lauren recostada encima de mí.

Fruncí el ceño y después intenté soltarme de ella, pero parecía estar pegada a mi cuerpo con pegamento.

Suspire al no poder levantarme y me quede quieto, pensando en cómo saldría de su agarre, pero ¿qué hacía aquí? ¿Acaso durmió toda la noche a mi lado y yo sin darme cuenta?

—Buenos días, habibi.

—No tan buenos, Lauren ¿qué haces aquí?

Ella me miró medio dormida y su frente se arrugó.

—Creo que te deje claro que cada uno tendría su habitación.

—Eso fue antes de saber que me dejaste embarazada, necesito de ti, Amir.

—Lauren, no lo compliques.

—Eres tú que lo complicas con tus besos y abrazos, ayer me hiciste revivir el momento en la que me hacía ser especial.

—Si sucedió algo en la noche créeme que no me acuerdo. Además volviste hacer lo que te ha dado la gana, sin importarte mi opinión.

—No hice nada, solo tomé mis derechos y no los dejaré de tener por muy enojado que estés conmigo.

Añadió y se marchó dejándome helado por su reacción, y entonces una leve sonrisa se hizo presente en mi rostro y cubrí mi cuerpo con las sábanas las cuales olían a ella.

Entiendo que esté sensible por las hormonas del embarazo, pero ¿cómo le hago entender a mi mente que tengo que olvidar lo que me hizo?

—Hoy es el bautizo de mi sobrino, mande que te comprarán un traje típico para la ocasión— informe mientras se tomaba el desayuno.

—¿Iremos juntos?

—No, tengo cosas que hacer en la empresa, pero cuando termine te veré en la casa de mis padres.

—Amir, no deseó ir. No debo ir después de lo que sucedió con tu padre.

—¿Qué dirán cuando no te vean ahí? Y sobre todo dejarás de ir al bautizo del niño que tú trajiste al mundo. Nora se ofenderá y Ali ni te cuento.

—Me siento avergonzada, entiende que a todos les hice pasar un mal rato.

Suspire.

—Bien, como quieras. Total, todo esto lo buscaste tú sola.

Pagada para seducir al ÁrabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora