T͜͡w͜͡e͜͡n͜͡t͜͡y͜͡ S͜͡o͜͡n͜͡g͜͡s͜͡-s͜͡h͜͡o͜͡t͜͡s͜͡ ❣︎

Brisé

— ¿'Quién' qué?

— . . . Te intentaste propasar con mi novio papá — Soltó al fin apretando sus puños.

Los ojos del científico saltaron

— ¡¿Qué mierda?! — La expresión de su contrario se suavizó, nunca había escuchado a su padre decir malas palabras. — Dib. . . ¡Yo nunca haría eso! ¡Y nunca hice algo parecido! ¡¿Cuándo según tú?!

— ¡No te intentes hacer el inocente, papá! ¡Zim mismo me lo dijo! ¡Me lo confió apenas salimos de aquí el sábado pasado! ¡Estaba desconsolado, maldita sea! — Clamaba con tal magnitud que algunos colegas seguramente ya estaban enterados de la situación. — ¡Ni siquiera quería que lo tocara y se fue de aquí con un miedo terrible!

— No, no, no, no querría que lo tocaras por. . . por lo que me dijo a mi — Debatió

— ¿Y qué se supone que te dijo a ti? — Cuestionó con arrogancia, no pensaba que su padre se escudara en datos falsos.

Pero a este punto qué pensar.

— Hijo, me dijo que tú lo has llegado a maltratar — Dijo sin ninguna emoción de por medio.

El rostro del menor se deshizo de toda furia, siendo reemplaza por incertidumbre.

—. . . ¿Qué? Yo. . .— Pausó, ¿qué le acababan de decir? — Yo de ninguna manera me atrevería a tocarle ni una. . . un pelo — Corrigió, puesto que iba a mencionar a las antenas del Irken. — De ninguna forma me atrevería a hacerle daño.

— Hijo, ¿quién crees que tiene más razones de sospechar? — Interrogó cruzado de brazos, ahora era Dib quien no podía creerlo, ¿realmente pensaba que había lastimado a Zim?

— ¿Qué? ¿Tú crees que. . .?

— Antes lo odiabas, peleaban, ¡siempre lo tomaste por un alienígena! — Pausó — Indudablemente tenías una obsesión casi insana con él, hijo.

Éste último veía a su progenitor con incredulidad.

— P-Papá, yo no. . . te, te lo juro.

—. . . ¿Qué quieres que piense yo? Tú novio me agrada, no al punto de. . . tratar de propasarme obviamente, pero no puedo permitir por simples principios que tú maltrates a tu pareja, así fuera Zim o cualquier otra persona.

— ¡Papá es que yo no, nunca tocaría a Zim así! ¡Nunca le has visto con un sólo moretón, viene todos los días! ¡No ha venido esta semana porque. . . porque él insiste en que tú intentaste de abusar de él! ¡Yo no lo traería a un lugar donde no está seguro!

— ¡Yo te puedo probar que no intenté nada!

— ¿Cómo?

— Hay cámaras con audio y vídeo, lo sabes.

Dib quedaba boquiabierto, estaba ya casi convencido de que la palabra de su padre era verídica, pero él también estaba seguro de que nunca había maltratado a Zim, y eso. . . sólo dejaba una alternativa.

Fueron a la sala de vigilancia, dónde exigieron privacidad.

Una vez solos, el mayor de los Membrana exclamó: