—Has dado un gran paso, Ada. Estoy impresionado. Conseguiré al mejor psicólogo de la ciudad y me encargaré de los gastos. Los mejores profesionales te ayudarán.

Su entusiasmo era contagioso. Me di cuenta tarde de que mis ojos se habían llenado de lágrimas, nublando mi vista.

—Hey, por favor, no llores. —me dijo rápidamente, con la voz quebrada, acercando su silla para abrazarme.

Las lágrimas me sacudieron, y la sensación de vacío en mi pecho volvió a surgir, aunque la paz mental parecía estar a la vuelta de la esquina.

Max me rodeó con su brazo, reconfortándome con su cálido abrazo. Sentir su presencia tan cercana y amigable era reconfortante. Max era un hombre gentil y amable, y me sentía agradecida de tenerlo a mi lado.

—Quiero que sepas que a partir de este momento dejaras de estar sola. Serás mi amiga y juntos superaremos cualquier obstáculo. Te lo prometo.

Aunque pareciera extraño, Max era la única persona en la que podía confiar plenamente.

Mientras lavaba los platos que Max había utilizado para cocinar, me di cuenta de que eran utensilios que él había traído de su apartamento. No podría permitirme comprar ollas, cubiertos y copas como las que él utilizaba para cocinar para mí.

Max realmente me había sorprendido.

Me preguntaba qué habría pensado de mi momento de tristeza. Seguro que lo había asustado y pensaba que estaba lidiando con alguien inestable. No quería preocuparlo con mis problemas internos, no quería que pensara mal de mí.

Max había sido tan amable conmigo, no quería alejarlo.

—Aquí está el plan —dijo mientras se sentaba a mi lado mientras yo lavaba los platos—. Esta noche es muy importante, habrá personas influyentes e inversionistas interesados en los negocios de mis padres. Habrá comida y bebidas gratis por todas partes. Tenemos que lucir lo mejor posible, pero tú debes destacar, Ada Gray.

—Haré todo lo posible para que te sientas orgulloso de mí. Compraré un vestido para no avergonzarte. Tengo algo de dinero que saqué de mi antiguo trabajo, me tomé la molestia de sacarlo de la caja registradora yo misma —confesé, recordando la expresión de Walter al verme tomar los billetes que me correspondían.

—¿Ese fue el motivo por el que querías suicidarte? —se escandalizó Max— ¿Por perder tu empleo? Ada, si quieres, puedo ayudarte a encontrar uno nuevo...

—No, tengo problemas más profundos que eso. Renunciar a mi trabajo anterior fue la mejor opción que tuve. Era un restaurante que queda a un autobús de distancia. Mi jefe solía humillarme, acosarme y explotarme laboralmente. Decidí renunciar, y ahora tendré que buscar otro empleo, ya que mi intento de suicidio no funcionó —apreté los labios, sintiendo frustración por la situación en la que me encontraba.

De reojo, noté la expresión de disgusto en el rostro de Max al escuchar mi historia. Incluso pude ver cómo apretaba los puños, intentando ocultar su enojo hacia Walter. Era reconfortante saber que compartíamos el mismo sentimiento de odio hacia la misma persona.

—Creo que hiciste lo correcto al irte de un lugar donde no te respetaban.

—A veces es necesario alejarse de ciertos lugares para sanar —le respondí, encogiéndome de hombros.

Enjuagué el último plato y él lo secó, guardándolo en una bolsa de papel junto con las demás cosas de cocina.

—Yo me encargaré del vestido y te compraré unos zapatos fabulosos —me dijo, entusiasmado, y hasta creí que lo estaba imaginando en su mente tan divertida.

No te enamores de Ada Gray (Libro 1 TRILOGIA EL PECADO DE LOS DIOSES)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ