Capítulo 5

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El día lunes de la semana anterior había sido raro, pero fue bonito. No se hubiera imaginado nunca que Erick antes de despedirse le pediría su número de celular. Ella se había quedado perpleja, sin embargo se lo dio casi al instante. Y luego de una sonrisa de lado y un movimiento de cabeza como saludo, Erick se fue en su motocicleta negra.

Hubiese sido mejor que no haya tenido cara de nada luego de que le dio su número y cuando se había ido, pero no podía pedirle más a su cuerpo. Aunque estaba agradecida de que su mente haya estado tan en shock que ni siquiera pudiera darle señales a su cuerpo para que actuara por sí solo. Solo se quedó ahí; haciendo nada, mirándolo irse y reaccionando segundos después: cuando él y su motocicleta ya no estaban en su visión periférica y Alana le gritaba para que saliera de su trance.

Ahora, mientras miraba el trivial mensaje de un número desconocido en la pantalla de su celular como si fuese la cosa más maravillosa del mundo, un ligero sentimiento de emoción y timidez se asomaron en ella.


𝖧𝗈𝗅𝖺, 𝖬𝖺𝖽𝗂𝗌𝗈𝗇! 𝖲𝗈𝗒 𝖤𝗋𝗂𝖼𝗄, 𝖾𝗅 𝖺𝗆𝗂𝗀𝗈 𝖽𝖾 𝖩𝗈𝖾𝗅 𝗒 𝖢𝗁𝗋𝗂𝗌. 𝖰𝗎𝗂𝗓á 𝗇𝗈 𝗍𝖾 𝖺𝖼𝗎𝖾𝗋𝖽𝖺𝗌 𝖽𝖾 𝗆í.

¿Cómo no iba a acordarse? Era el chico que había hecho que con solo una mirada casi se deshiciera la primera vez que lo vio; el que pudo olvidar y no tenerlo en su mente por más de diez días; y el que ahora no salía de su mente desde que se lo cruzó bajo la lluvia y la miraba como si la deseara. Claro que lo recordaba.

Era un sentimiento bastante bipolar: había deseado no verlo y luego, hace más de una semana, le dio su número cuando él se lo pidió. Tal vez hubiese sido mejor que le dijera que no tenía celular o que no se acordaba cuál era su número, pero... ya era tarde para pensar en eso.

Ahora tenía que pensar coherentemente y decidir cuál era la respuesta debida para responder el mensaje. No era necesario pensar tanto para cualquier otra persona, pero Madison y nerviosismo no iban de la mano como una pareja feliz.

¡𝖧𝗈𝗅𝖺, 𝖤𝗋𝗂𝖼𝗄! 𝖢𝗅𝖺𝗋𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗆𝖾 𝖺𝖼𝗎𝖾𝗋𝖽𝗈 𝖽𝖾 𝗍𝗂, ¿𝖼ó𝗆𝗈 𝗇𝗈 𝗂𝖻𝖺 𝗋𝖾𝖼𝗈𝗋𝖽𝖺𝗋𝗍𝖾? ¿𝖢ó𝗆𝗈 𝖾𝗌𝗍á𝗌 𝗁𝗈𝗒?

Leyó su propio mensaje antes de enviarlo. Uff, no. Era demasiado.

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Debía responder lo justo y necesario, tenía que disimular que había esperado su mensaje desde que lo vio alejarse de ella el lunes pasado. No era muy buena en disimular las cosas, pero por mensaje debía al menos intentarlo.

𝖧𝗈𝗅𝖺, 𝖤𝗋𝗂𝖼𝗄. ¡𝖲í, 𝗆𝖾 𝖺𝖼𝗎𝖾𝗋𝖽𝗈 𝖽𝖾 𝗍𝗂!

Sí, así sí. Cuando lo envió, guardó su celular en el bolsillo de su sudadera y se recargó en los casilleros con los brazos cruzados. Chris debió haber salido de su clase hace más de cinco minutos, y él siempre era el primero en salir. Ellos siempre se encontraban justo en el casillero de Maddie para ir acompañados hasta el estacionamiento y despedirse allí.

—¡Soy genial! —gritaba una voz desde la lejanía. Maddie no le tomó atención, hasta que el grito se hizo más cercano—. ¡Soy un nerd! ¡Soy un hermoso sabelotodo!

𝕄𝕒𝕞𝕖𝕣𝕒𝕤 𝕕𝕖 𝔸𝕞𝕒𝕣 || ᴇʀɪᴄᴋ ʙʀɪᴀɴ ᴄᴏʟᴏ́ɴWhere stories live. Discover now