VEINTI CINCO - AMANTES

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NARRA MELIODAS


Elizabeth y yo Llegamos al hotel y pedimos la habitación de siempre, es raro, siempre está desocupada, creo que la reservan para mi ya que con Elizabeth veníamos a hacer cosas. . .que es mejor no contar, subimos a la habitación ya que quedaba en el último piso y en el camino ninguno de los 2 pronunció ninguna palabra y apenas entramos Elizabeth dijo que iría a lavarse el rostro y yo solo asentí, me senté en la cama y me percaté que la toalla estaba en esta, me sorprendió pues siempre la colocan en el baño, fui a llevársela a Elizabeth y por instinto no toque la puerta y pude ver que al notar mi presencia trató de cubrir su ojo que ya hacia descubierto pero sus intentos fueron inútiles pues pude ver su ojo, me acerque a ella antes de que hablara y tome sus manos para que dejara de hacer eso.

- Meliodas: Elizabeth. . .

- Elizabeth: se que es horrible. . .soy un fenómeno, y-

- Meliodas: no! Tu eres hermosa Elizabeth, no eres un fenómeno por ese ojo. ¡Al contrario! Eres aún más bella que antes, no lo cubras más, al menos no conmigo - la prisione en mis brazos y sus labios estaban cada vez más cerca, no lo soporté más y lo hice.

 ¡Al contrario! Eres aún más bella que antes, no lo cubras más, al menos no conmigo - la prisione en mis brazos y sus labios estaban cada vez más cerca, no lo soporté más y lo hice

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NARRACIÓN NORMAL

Ambos amantes se besaban con ternura y amor, aunque la albina no demostrara interés por el rubio por dentro ella deseaba ese beso, y aunque el rubio hiciera su mayor esfuerzo para olvidarla no pudo. . .poco a poco ese beso cariñoso se convirtió en uno apasionado tanto que la albina no pudo evitar dar un gemido dándole pase a la lengua del rubio convirtiéndose en una guerra de lenguas donde ninguna ganó pues se separaron por falta de aire pero en menos de un segundo se volvieron a unir, ellos eran consientes de que lo que hacían estaba mal pero la pasión y el amor le ganaba a la razón, Meliodas cargo a Elizabeth de los muslos y la llevo a la cama recostandola delicadamente y jadeando le dijo

- perdóname Elizabeth pero no puedo más, no hay un día en que no deje de pensar en ti, día y noche tu rostro siempre está presente en mi mente, estoy seguro que no quieres hacer es-

- fue callado por un beso fugaz de la albina y acariciado la mejilla del hombre dijo -

- te equivocas Meliodas, crees que te deje de amar? Jamás. Nunca dejé que Estarossa me tocara o tan siquiera besará porque en el único que pensaba era en ti -

- después de decir lo que sentía se volvieron a unir en un apasionado beso y al separarse el rubio bajo hacia el cuello de la albina para empezar a dejar besos húmedos en este, se estaba volviendo loco, necesitaba estar dentro de ella si no enloquecería. Con su hábil mano bajo el cierre del vestido de la chica quedando esta solamente en ropa interior ante el rubio, luego quitó el estorboso brasier color blanco dejando expuestos sus grandes senos.

•La Sirvienta•Where stories live. Discover now