Querido padre:
Me rompieron.
No sé qué hacer para repararme. Confié en quien no debía, amé sin ataduras y me encadenaron el alma. En ningún momento dudé de los sentimientos que tenía hacia él. Tampoco de los que, se suponía, tenía hacia mí.
Yo no estaba preparada para amar, nunca lo estuve. Él nunca volvía al lugar donde había dado placer. Decían que nunca se quedaba hasta el amanecer. Una mala reputación viene acompañada de un par de ojos celestes. Pero eso yo no lo sabía y es algo que me cuesta creer en estos momentos.
Decidí confiar en él, la vida no está hecha para los cobardes. Pero por valiente me hirieron.
No sé qué fue de mi vida, solo sé que perdí el control. Te prometí que nunca bajaría los brazos y te estoy fallando. Eso me mata por dentro, pero estoy aprendiendo a vivir con el dolor. Somos seres sociables por naturaleza pero estamos destinados a estar solos. Tal vez por eso te fuiste.
Te escribo porque te necesito. No puedo fingir que no existes, no puedo hacer lo mismo que ellos. Porque yo sé que tus brazos me rodearon en algún momento. Porque no te puedo olvidar. Necesito una palabra de aliento que haga latir este corazón que nada tiene por perder.
Necesito a mi papá. A mi héroe.
Te amo.
Paula.
ESTÁS LEYENDO
Ángel de Hielo |En edición|
Teen FictionElla era un todo dentro de la nada. Era el beso mortal que le seguía a una sonrisa ligera. Una mirada perdida que había cargado con la inocencia más pura. Una vida bajo el sol y un funeral entre las sombras. Ella era muchas cosas, y a la vez no e...