Capítulo 9

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Brendan

—Está anocheciendo.

Brendan levantó la cabeza. Había estado llenando el agujero que había cavado antes. La función de Axel, que acababa de decir eso, había sido básicamente permanecer sentado mirándolo fijamente mientras canturreaba o parloteaba sin parar.

Brendan había estado unas cuantas veces a punto de darle un palazo, sí.

—Le dijimos a Bex y a los demás que volveríamos antes de que anocheciera —insistió Axel al ver que no reaccionaba.

—Que sí, pesado —Brendan escondió la pala de nuevo y se colgó la bolsa del hombro—. ¿Tanto miedo te da cabrear a Bex?

Axel tuvo que corretear unos pasos para situarse a su altura, pero Brendan no disminuyó el ritmo mientras volvía al coche.

—Yo no le temo a nada —aclaró Axel, muy digno—. Pero si digo algo, lo cumplo.

—¿Como cuando Sawyer te pidió que mataras a Victoria?

No supo muy bien a qué había venido eso. Axel dejó de andar y lo miró con el ceño fruncido.

—¿Por qué sacas eso ahora?

—Es algo que llevo preguntándome mucho tiempo —Brendan se encogió de hombros—. ¿O lo hiciste simplemente porque te gustaba la idea de matar a alguien?

Le sorprendió ver que Axel parecía sumamente dolido con eso. Normalmente, se pasaban el día molestándose el uno al otro, pero rara vez llegaban a ofenderse del todo. Brendan levantó las cejas cuando él apartó la mirada y siguió andando hacia el coche sin esperarlo.

Cuando llegaron al vehículo, ninguno había dicho nada más. Brendan arrancó el motor tras echarle una ojeada. Axel estaba mortalmente serio. Empezó a conducir en silencio, con una mano en el volante y un brazo en la ventanilla abierta. Estuvo a punto de iniciar una conversación unas cuantas veces, pero siempre se echaba atrás en el último momento. No sabía qué decir.

—No lo hice porque quería —murmuró Axel de repente.

Brendan dudó un momento, echándole una ojeada.

—¿Y por qué lo hiciste?

—Porque... —Axel apretó los dientes—. Por nada. Es una larga historia.

—Sabes que van a preguntártela en algún momento, ¿no?

—Sí. Y entonces la contaré.

—Como quieras —tampoco iba a presionarlo.

Brendan se inclinó hacia delante y pulsó el botón de la radio, cortando el silencio que se había vuelto a formar entre ellos.


Victoria

Nunca había ido en moto, pero eso no estaba nada mal. Se aferró a Caleb con ambos brazos y pegó la mejilla a su espalda felizmente, dejando que el aire le agitara el pelo e hiciera que tuviera que entrecerrar los ojos. Caleb no condujo de forma muy temeraria, pero sí bastante rápida. Se preguntó cuándo habría aprendido a conducir motos de esa forma.

—¿Sabes qué es lo más sorprendente? —preguntó ella, asomándose por encima de su hombro.

—¿El qué? —murmuró él, sin apartar la vista de la carretera.

—Que estemos yendo los dos sin casco y no te preocupe. Normalmente eres el gurú de la seguridad.

—Era una situación de emergencia —masculló él—. Y yo no soy... lo que sea que has dicho.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora