𝟎𝟖 | 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐒𝐎𝐌𝐁𝐑𝐈́𝐎 𝐈𝐍𝐕𝐈𝐄𝐑𝐍𝐎.

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Las cejas del mayor se alzaron mientras expulsaba el humo de su cigarrillo.

- He invitado a Lizzie - dijo después de un rato.

- Perfecto - exclamó la muchacha. -. Bien, entre toda esta revoltura de inconvenientes lo mejor es que entonces estemos separados y simplemente sigamos con nuestros propios caminos. No tenía ganas de acudir a las carreras si no junto a ti y llevarás a tu maldita secretaria, bien, entonces regresaré a casa.

- Nunca dije que quería ir con ella y yo estaría más que contento por formalizar lo que sea que tengamos - dijo antes de que ella saliera. -. Si quieres ir a las carreras, iremos. Si quieres ir a casarte en este momento, lo haremos. Si quieres ir al fin del mundo, iremos - frunce el ceño. -. Oh, no, no, no... tú quieres que sea masculino y fuerte, ¿no es así? - burla. -. Pues entonces vete con Alfie Solomons - gruñó molesto.

- Te quiero a ti, Tom. Te quiero a ti, no a él - reclamó. -. Créeme que si lo quisiera a él yo nunca hubiera venido a Small Heath. Tuviste que arruinarlo cogiéndote a esa mujer - suspiró. - Maldición, Tom. Te amo, ¡quiero estar contigo y tú lo tuviste que arruinar!

- ¿¡Por qué lo arruiné!? ¡Si tu misma me habías dicho que no teníamos nada, Dios santo! - gritó. - ¡Quiero estar contigo!

- ¿Pero? - ríe.

- ¿Pero, qué? - preguntó molesto. -. Escucha, Pearl. Yo no soy de esta manera y lo que viste hace unos días no fue ningún maldito juego. Si fuera otro hombre no te hubiera vuelto a hablar. Deberías normalizar ver a un hombre llorar, gritar o demostrar sus sentimientos - resonga.

- Tú te comportabas frío e insensible cuando te conocí, ¿entonces siempre fuiste de esta forma?

- Cuando tú llegaste a mi vida todo cambió. La guerra me cambió y creo que a cualquier hombre, nadie regresó igual - negó. -. Antes era una mejor persona pero eso fue hace tanto tiempo que no recuerdo cómo era en realidad, no podría describírtelo. Tú me haces sentir contento... me haces sentir como era antes - susurra.

Un silencio incomodo inundó la habitación. Las miradas culpables de ambos delataban los sentimientos que el uno sentía por el otro, volviéndolo algo casi gracioso. Pearl no sabía qué decir, así que preguntó algo que juraba haber estado imaginando desde el momento en el que lo vió.

- ¿Puedo besarte? - dice con la voz entrecortada.

Tommy se quedó sin habla y sintió sus orejas calentarse, aunque trató de cultar su emoción con su característica actitud despreocupada.

- Solo porque preguntaste amablemente - la citó.

El mayor se acercó a ella, pasó un mechón de cabello detrás de su oreja y analizó sus rasgos faciales, deleitándose de la inmensa belleza de la señorita. Cuando por fin sus labios se unieron, él nuevamente sintió ese calor en las mejillas que normalmente no llegaba a sentir con nada o nadie.
Ambos estaban felices, aunque tenían indiferencias y eran personas opuestas, se sentían felices.

- ¡Tom!

- Joder - suspiró el mencionado alejando sus labios de los de Pearl, apretádolos.

Arthur estaba en la puerta con la boca entreabierta, probablemente había olvidado lo que le iba a avisar a su hermano. La imagen lo dejó casi devastado.

- Regresaré después - susurró.

- No, di lo que tengas que decirme.

- Yo... eh, quería preguntarte si nos dirías las órdenes hoy o mañana en Epsom - dice triste.

- No, lo haré mañana - el otro asiente. -. Y Arthur, la señorita Pearl irá conmigo al evento - tosió incómodo.

- Disculpen, la interrupción.

𝙮𝙤𝙪𝙧 𝙢𝙖𝙟𝙚𝙨𝙩𝙮 ; thomas shelby Where stories live. Discover now