Despertó de golpe cuando el sol dio directo a su cara. ¿Qué hora era?

Vio el reloj que estaba sobre su buró y se sorprendió al ver que eran las diez de la mañana, lo que significaba que no fue a revisar que su hermano y amigos siguieran vivos.

Primero fue a ver a YangYang y lo encontró aún abrazando el peluche con fuerza.

Luego fue a la habitación de su padre en dónde Chenle estaba acostado sobre la cama y Jisung en el suelo tapado con la alfombra.

Por último, entró a la habitación de su hermano. SungChan y Shotaro estaban acostados dándose la espalda mutuamente.

Bajó a la cocina y comenzó a cocinar un poco de ramen y a preparar un buen café para cuando los chicos despertaran.

—Buenos días, hyung—Shotaro entró a la cocina con timidez.

—Hola, Taro. ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien?

—Solo tengo un poco de sueño.

—Siéntate. Te serviré un café.

El joven agradeció y tomó lugar en un banquito cerca de la isla.

—¿Quiere que vaya a despertar a los chicos?

—Déjalos dormir—sonrió.

—De acuerdo.

Cuando Shotaro estaba a punto de terminar su café, YangYang apareció tranquilo y en silencio.

—¿Cómo estás? —preguntó el mayor.

—No grite, por favor—se sentó con cuidado y se dejó caer sobre la isla.

—¿Quieres un café? —susurró.

YangYang asintió con un pequeño puchero.

El mayor le sirvió una taza y a un lado le puso una pastilla para el dolor de cabeza.

—¡¿Por qué bebe la gente?! —SungChan entró gritando a la cocina.

—No grites, YangYang tiene dolor de cabeza—pidió su hermano.

—Lo siento. ¿Por qué bebe la gente? —preguntó más bajito.

Ninguno de los presentes respondió.

YoonOh le acercó una taza de café y su hermano la aceptó con gusto.

Luego de casi media hora, al fin despertaron Jisung y Chenle. YoonOh también les sirvió un poco de café y comenzó a preparar ramen para todos.

YoonOh era como su hermano mayor. Cuidaba de ellos, los escuchaba cuando tenían algún problema, les ayudaba a las tareas y los reprendía de vez en cuando. No había mucha diferencia de como trataba a SungChan y a sus amigos.

Su almuerzo estuvo lleno de risas y burlas, ya que SungChan y Jisung tuvieron que pararse al baño más de una vez para vomitar; YangYang no paraba de quejarse por el dolor de cabeza y Chenle estaba un poco irritable.

Luego de que los chicos comieran, agradecieron al mayor por todo y se despidieron.

YoonOh le pidió un taxi a cada uno de ellos y cuando su hermano le dijo que tomaría una ducha, él subió a su habitación para poder trabajar en el banquito para Jeno.

YoonOh cerró la puerta de su habitación con seguro y comenzó a pegar los stickers del capitán América en el banquito.

Le dio un vistazo y el banquito parecía auténtico.

Escuchó como trataban de abrir la puerta y se levantó de golpe.

—¡¿Hyung?!

—Carajo—susurró y se apresuró a recoger todo—. ¡Voy!

—¡Puedo volver en un rato!

—¡No! —pateó el banquillo debajo de su cama y corrió a abrir—. Pasa—le sonrió de oreja a oreja.

—¿Estabas ocupado?

—U-un poco—rio—. ¿Qué sucede?

—Quería agradecerte por mi fiesta, por el almuerzo y por todo.

—No tienes nada que agradecer, lo hago porque te quiero.

—Lo sé, aunque no era necesario que pagaras los taxis de los chicos.

—Si no los pagaba, seguirían aquí—bromeó.

SungChan rio ruidosamente y negó.

—Muchas gracias—se acercó a su hermano y lo abrazó con fuerza—. Estoy tan agradecido de haber sido criado por ustedes.

—Y nosotros de haberte hecho parte de esta familia—palmeó su espalda.

SungChan se alejó de su hermano y tragó un nudo que se había formado en su garganta.

—También quiero agradecerte por no haber insistido con el tema del señor Lee.

La piel de YoonOh se tornó más pálida de lo que era normalmente y sus ojos casi salen de sus orbes.

—N-no hay de que... —sonrió tratando de ocultar su nerviosismo.

—Bueno, ahora sí, iré a ducharme.

—Está bien.

SungChan caminó hasta la puerta, pero se detuvo y giró.

—Oh, por cierto, papá me llamó hace un rato.

—¿Qué quería?

—Me dijo que el domingo iremos a casa del tío DongHae.

—Genial—sonrió nervioso.

SungChan salió de la habitación cerrando la puerta y YoonOh se dejó caer sobre la cama.

Genial, ahora tenía que inventarse una excusa para no ir a casa del querido tío DongHae. Tenía que ser una muy buena excusa para que la creyera toda su familia.





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Bizarre [JaeYong]Where stories live. Discover now