Prólogo

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—¿Qué debería regalarte?—le pregunta. MinHo suelta un suspiro para dar paso a una sonrisa.

—La cena está muy bien para mí, me gusta.—le responde, juega con la pedrería del anillo en su anular.

Niega.—Tú me has dado algo material, yo quiero devolverte el favor.

—No te lo di para recibir algo a cambio.—le dice.—Supuse que esa sudadera te quedaría muy bien, por eso la compré para ti. No es un regalo de San Valentín, es un regalo porque te quiero, las fechas simplemente coincidieron.

Las orejas del mayor se ponen rojas por lo dicho. Ah, este chico no puede decir esas cosas románticas de la nada. No cuando la mayoría de veces rechaza sus excesivas muestras de afecto.

—MinHo-ah, pídeme algo, por favor.—toma su mano, juega con los cortos dedos de su compromiso.

Un suspiro, una mueca que pone el menor para pensar, Chris ríe porque se ve muy tierno y gracioso.

—¿De qué te ríes?—pregunta amenazante, el otro niega con las manos pero sigue riendo. Gira los ojos y vuelve a lo suyo.

El agarre se vuelve más fuerte, el extranjero presta atención a su pareja, se le ve nervioso, inseguro. Hacen contacto visual. El doncel lo quita rápidamente y por fin abre la boca.

—Quiero un bebé.

Abre los ojos por la sorpresa. Las manos se calientan y los rostros de ambos enrojecen.

Chris siempre ha consentido a su pareja, ya sea con pequeños dulces que ve en los puestos cuando pasean o salidas a los refugios de animales para jugar con las mascotas que buscan familia. Nunca ha sabido negarle las cosas y les ha traído ciertos problemas económicos desde que viven juntos, incluso el mismo MinHo le ha reclamado "es que cuando no hay, no hay y listo"; pero no puede evitarlo, ver la sonrisa de su novio es lo mejor que puede presenciar. Nunca le ha negado nada, y nunca lo hará.

Y para hacer feliz a su futuro esposo, un bebé le dará.

Primerizos | BangKnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora