Capítulo XIX

965 112 6
                                    

Él se queda inmóvil unos segundos antes de continuar buscando en la laguna de chocolate.

— ¿Perdón? — Mis instintos me gritan que le arranque la mascara

— ¿Estudias aquí? — es lo único que logro articular al tratar de decidirme si quitarle el antifaz o seguir rebuscando otra pista en su rostro, me está dando mal espina este chico.

— Conseguí tu fresa naufragante— algo en su voz no me termina de cuadrar, es imposible distinguirla con la música haciendo interferencia...quizás si me acerco más a él. No, no es momento de perversidades, Raquel Blake.

El intercambia la fresa de un cubierto lleno de chocolate a otro limpio, ofreciendo llevarla hasta mis labios.

— Yo puedo alimentarme sola, gracias— digo en un impulso sujetando la fresa en mis dedos y comiéndola rápidamente ¿Por qué? Ni idea, por lo general cuando estoy nerviosa hago cosas que ni un extraterrestre entendería.

Él sonríe al ver la estupidez que acabo de hacer, el chocolate y yo no nos llevamos bien.

— Lo siento mucho— murmullo apenada.

Solo falta que me atragante con la fresa y termine retorciéndome en el suelo. Conoceré el amor de mi vida y ya me veo vomitándole encima, iugh.

— Descuida — me cubre mi mano con una servilleta, limpiando el rastro de chocolate de mis dedos — No lo habría provocado si te hubiera contestado correctamente, es mi culpa. Déjame alimentarte a la próxima y así evitarás ensuciarte...tal vez.

Y ahora me quedo muda, solo puedo sonreírle como tonta mientras trato de conectar los cables alborotados en mi cabeza, espero enserio que no sea el príncipe, presiento que pasare mucha pena ajena.

— ¿A quién estas buscando? — rompe el silencio.

— No es que lo esté buscando, bueno la verdad es que si lo hiciese fuera inútil. Al parecer solo mi amiga y yo lo hemos visto y todos aquí creen que ni existe así que... — No es por nada, pero la fresa estaba deliciosa. El me ofrece una copa de champagne al quitarme la servilleta de las manos. Acepto curiosa, si comienzo a hacer estupideces al menos que digan que fue por el alcohol.

— ¿Me parezco a tu príncipe? — Lo observo dudosa, no es que no recuerde exactamente su rostro ¡Es el más perfecto que he visto!, pero en este justo momento estoy sufriendo un colapso de preocupación y angustia.

— No sé, podría ser ¿me dejarías el anillo?

— Me entristece que...

— ¡Raquel!

— Tamira que oportuna— interrumpe apareciendo del aire entre una muralla de personas con una sonrisa deslumbrante. Cada vez más, todo oscurece en tonalidades rojas resaltando decoraciones nuevas que no había notado y en eso se me ocurre, si el príncipe no sale de sus escondites secretos ¿Cómo estaría en una clandestina celebración de súcubos e íncubos? Es como estar en una fiesta VIP del averno, su majestad ni siquiera sabría de esta fiesta.

— Solo vengo a recordarte que, si no estas tan familiarizada con el alcohol no bebas mucho, aun debemos de volver a infiltrarnos en nuestros dormitorios— apunta su dedo hacia el caballero a mi lado— Mantente a raya, eh

— ¿Se conocen? — ambos intercambian una rápida mirada...la idea de que sea Chris se derrumba inmediatamente, decepcionándome. No sé porque, pero cada vez que siento el anillo en mi cuello una pequeña esperanza crece en mi corazón cuando imagino que por ese simple objeto tengo posibilidades de encontrarme con él, aunque sea raro y le haya caído mal.

—¡Tami! — otro individuo nos interrumpe ¡Ah!

Es un chico de mi estatura con un traje verde oscuro y su máscara blanca cubriéndole todo el rostro, abraza a mi amiga para después presentarse con una reverencia.

En una escuela de Princesas "Accidentalmente"Where stories live. Discover now