Él se volvió a sentar, con su ceño aún fruncido, y analizó cada movimiento de los oficiales que acomodaban todo para registrar la conversación.

—Comencemos —anunció la inspectora una vez que le dieron el visto bueno—. ¿Cuándo fue la última vez que vio a Keira Cosgraves con vida?

—¿Qué? No es su problema —ladró y Kenna inspiró hondo.

—Es un interrogatorio, lo mejor va a ser que conteste.

—No voy a hablar sin mi abogado.

—Señor Kennett...

—¡No voy a hacerlo! —gruñó.

—Bien, si desea que quede en su expediente que fue arrestado por... Sabe, es su decisión, pero esto no le va a ayudar a salir de la lista de sospechosos, en realidad hace que la encabece —murmuró Kenna y esperó.

El hombre cerró la boca de un segundo a otro y reflexionó. Estaba claro que, si ellos desearan arrestarlo, ya lo habrían hecho, como había pasado con Nash. Y como eso no había sucedido aún, mientras que todo quedara registrado, él podría hablar muchos problemas.

—¿Qué es lo que desea saber? —farfulló de malagana al ver que Kenna había ganado.

—Tenemos información de una fuente confiable de que usted estaba siendo chantajeado por Keira, además de que no hablaba cosas buenas de ella —comentó Kenna y volvió a hablar antes de que él le interrumpiera de vuelta—. Nuestra fuente dice, y es textualmente, «Él la odiaba, me lo decía siempre. Decía que Keira era una presumida, que en realidad no tenía nada de talento y no merecía la cantidad de dinero que poseía su familia. Siempre mencionaba que, si un día Keira desaparecía del pueblo, todo sería mejor».

—Esa perra chismosa...

—Le recomiendo que no insulte a nadie, mucho menos por hacer lo correcto, solo se complica más usted —lo cortó. La inspectora no deseaba oír lo que él tenía para decir de Monique, ella deseaba saber lo que tenía para decir sobre mí.

—Sí, dije eso, pero yo no le hice nada a esa mocosa insolente...

—Señor Kennett, no le estoy preguntando si le hizo algo, le estoy preguntando el motivo del chantaje.

—Eso no es importante.

—¡Inspectora, encontramos los papeles que Ramaje mencionó, los del chantaje de Cosgraves! —gritó alguien desde el cuarto.

Kenna le sonrió con sarcasmo al hombre frente a ella y esperó a que le trajeran los documentos. Los revisó uno por uno y asintió con una mueca en su rostro.

—Por lo visto, usted forma parte del pequeño grupo de profesores corruptos de la universidad —observó sin dejar de asentir—. ¿Qué quería Keira a cambio de no divulgar esto?

—No le incumbe —volvió a escupir el hombre. Kenna se abstuvo de rodar los ojos y de bufar. Ella debía mostrarse profesional ante la cámara.

—Es el motivo del allanamiento, además de averiguar si tiene o no que ver con el asesinato de Cosgraves, así que sí, nos incumbe a todos aquí y a usted le conviene comenzar a incorporarlo —replicó y le devolvió la pila de hojas al oficial que las había encontrado—. En esos papeles se mencionaba el nombre de muchos alumnos que por lo visto desaprobó porque no quisieron colaborar con su negocio, es más parecía que usted era quien lo organizaba todo con los otros profesores. ¿Así fue como conoció a Monique?, ¿de esa manera comenzó su relación?

Las manos y la mandíbula de Kennett estaban tan apretadas por la ira que comenzaban a marcarse cada una de sus venas y su rostro se pintaba de rojo. El hombre estaba a punto de estallar en un arrebato de furia.

—¿Y bien? —instó Kenna.

—¡Y bien y una mierda maldita sea! —gritó el hombre y se levantó de su asiento.

Todos en el cuarto se pusieron en alerta, pero él solo comenzó a caminar en círculos alrededor del sofá. Se detuvo detrás de él luego de la cuarta vuelta y agarró el respaldo con fuerza innecesaria.

—La maldita quería que votara por ella en el concurso del mes siguiente, yo voy a ser el jurado principal, ella se enteró y busco toda esa mierda para tenerme controlado —mencionó con tono elevado—. Espero que les haya quedado grabado en esa porquería, porque no lo voy a repetir —farfulló señalando a la cámara.

Kenna asintió y se acomodó mejor en el sillón.

—¿Y usted aceptó?

—¡Por supuesto que acepté!, ¡si no lo hacía esa maldita iba a publicar eso por todos lados y quien sabe que más iba a hacer! ¡No soy estúpido! —gritó exasperado—. ¡Y no, por supuesto que eso no fue suficiente para la niñita malcriada!

Kenna frunció el ceño y se inclinó hacia delante con el interés renovado.

—¿Qué más quería Keira?

—Las malditas llaves del cuarto donde se guardan los archivos de todos los alumnos de la universidad.

—¿Para qué?

—¡Y yo que voy a saber! ¡Se las di y listo!, ¡no iba a discutir con esa loca el motivo por el que las quería! —chilló, se llevó las manos a la cabeza y tironeó de su cabello, parecía a punto de enloquecer.

—¿Cuándo fue todo esto?

—Cerca del quince de abril... —su voz cada vez era más áspera.

—Keira le devolvió las llaves...

—No, por supuesto que no lo hizo, ese lugar es una maldita mina de oro para personas como ella, con la información de allí, puede tener a cualquiera bajo su control, incluso a otros profesores —casi gritó.

El resto de las preguntas que Kenna le formuló fueron mucho menos importantes y no aportaban nada, así que no hay necesidad de que se las mencione. Lo importante era que la inspectora había avanzado otro paso en su investigación. Solo le quedaba descubrir por qué yo necesitaba el acceso a ese lugar lleno de archivos. Aunque ella ya comenzaba a intuir la razón, no le resultaba muy difícil luego de todo lo que aprendió de mí en esos días. Parecía que, poco a poco, ella lograba comprender o adivinar más mi forma de pensar. No obstante, Kenna no podía estar más equivocada. Aún estaba lejos de descubrir los motivos ocultos detrás de todo lo que averiguaba sobre mí.

N/a: tengo unas preguntas:

¿Les cae mal Keira? Porque a mí sí. 

¿Y Kenna, el resto de los personajes?

¿De momento, quién creen que es el asesino o la asesina?

El desvanecimiento de Keira Cosgraves (Completa)Where stories live. Discover now